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El escándalo en torno a Beckenbauer

Stefan Nestler15 de septiembre de 2016

El caso de la Copa del Mundo 2006 continúa. Los intentos de ocultar los millonarios pagos a Beckenbauer dañan la reputación del "Kaiser" y la Federación Alemana del Fútbol (DFB), opina Stefan Nestler.

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Franz Beckenbauer
Franz BeckenbauerImagen: picture-alliance/dpa/W. Bieri

Esta pelea tiene visos de una contienda tras un matrimonio fracasado. Nadie se declara culpable. La culpa siempre es del otro. Desde que se publicó el informe de investigación de la firma de abogados Freshfield se sabe que la DFB y personas cercanas al comité organizador de la Copa del Mundo de 2006 estaban involucradas en los trucos para esconder el pago de 5 millones y medio de euros a Franz Beckenbauer, por el concepto de presentaciones promocionales y su tardío pago de impuestos.

¿Por qué no se pagaron impuestos a tiempo?

Si bien, puede ser que los pagos a Beckenbauer hayan sido legales, cabe la pregunta ¿Por qué entonces quisieron ocultar estas transacciones a las oficinas de recaudación de impuestos, durante años? Los abogados de Franz Beckenbauer no han vacilado en decir que su apoderado ha reportado todos sus honorarios en Austria, lugar de su residencia, y culpan, indirectamente, a la DFB.

Por su parte, su presidente, Reinhard Grindel, había reiterado públicamente que Beckenbauer y el antiguo comité organizador del Mundial quisieron engañar a la opinión pública.

Nada de trabajo voluntario y transparencia

De cualquier manera, Beckenbauer, otrora considerado una "luminaria del fútbol alemán", ha perdido su brillo por culpa de su dudosa conducta y participación en el Mundial de 2006.

¿Y la DFB? Tampoco esta institución ha aportado mucho al esclarecimiento del asunto. La Federación Alemana de Fútbol solo habló después de que el semanario hamburgués Der Spiegel publicara los resultados de su investigación que concluye que Beckenbauer había recibido millonarios pagos, a pesar de que se había afirmado que su trabajo era voluntario.

Eso no es transparencia. No hace falta ser un genio para sospechar que las acusaciones mutuas entre la DFB y Beckenbauer eran solo el preludio de una batalla campal de difamaciones. Una pelea que ambos perderán, como en algunos divorcios después de un fracasado matrimonio.