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El escándalo, ¿una excepción en las fuerzas alemanas?

Peter Philipp26 de octubre de 2006

El Ministerio de Defensa de Alemania inició las investigaciones correspondientes y ha identificado a seis soldados como presuntos profanadores de tumbas en Afganistán. Sobre esta reacción, un comentario de Peter Philipp.

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Comentario de Peter Philipp.

El Ministro de Defensa de Alemania, Franz Josef Jung, dijo que quienes aparecen en las fotografías son unos "idiotas". Por lo general, tales expresiones no figuran en el vocabulario de los funcionarios alemanes. La ira de Jung fue evidente cuando en una entrevista transmitida por televisión calificó así a quienes con su actuación dañaron la reputación del ejército alemán y del país entero. Pero muchos piensan como él, tras la publicación de un condenable episodio en el cual soldados alemanes profanaron un cadáver hace tres años. El hecho salió a la luz este miércoles.

Lo que mueve a políticos y ciudadanos no es sólo la preocupación por el prestigio, ni tampoco por el posible incremento de los riesgos para los soldados alemanes en Afganistán. Antes que nada, el consenso radica en un repudio generalizado hacia estas conductas equivocadas. El diario sensacionalista más grande de Alemania documentó el miércoles pasado, con las impactantes fotografías, algo que va en clara contradicción con lo que en Alemania se entiende como sistema moral de valores.

An der Heimatfront
El Ministro de Defensa, Jung (izq.), y el Inspector General de las Fuerzas Armadas, Wolfgang Schneiderhan.Imagen: AP

Podrían ir a la cárcel

Además, bajo las leyes alemanas tales comportamientos son castigados: las penas por "alterar el descanso de los muertos", o por "profanación de cadáveres" son de hasta tres años de cárcel. Por ello es importante que las fuerzas armadas y la fiscalía hayan comenzado la investigación antes de la publicación, así como que hayan localizado a los presuntos responsables en cuestión de horas.

Tales acciones son relevantes. Los autores del delito deben ser castigados, y otros que pudieran llevar a cabo actos similares deben ser disuadidos. La respuesta debe valorarse, porque con ella se demuestra que el episodio no es un síntoma generalizado de lo que sucede en las fuerzas armadas alemanas, sino una excepción. Las estadísticas de las misiones que realizan las fuerzas alemanas en el extranjero lo comprueban: en años recientes participaron en ellas cerca de 200 mil soldados, sin que ello implicara ningún tipo de problema.

Reflejo de la sociedad

Los alemanes podemos estar orgullosos de que nuestro sistema de "Ciudadanos en uniforme" parezca funcionar correctamente. Pero esto no debe ser motivo de jactancia: dicho sistema también implica que las fuerzas armadas alemanas representan al promedio de la población. Y ésta no se compone únicamente por personas íntegras desde el punto de vista moral. Así como hay "ovejas negras" en la sociedad, también puede haberlas en las fuerzas armadas. Lo que importa es cómo se les trata, y cómo se les confronta de manera rápida y decidida.

Bundeswehr-Plakat
Las autoridades tratan de limpiar la imagen de las fuerzas armadas.Imagen: AP

Hasta el momento, la reacción de los políticos y los oficiales del ejército ante estos sucesos ha sido la correcta. Queda por esperar que las autoridades afganas también hagan lo suyo para evitar una escalada de violencia: en Kabul es bien sabido que los alemanes están allí para ayudar (para ello se solicitó su presencia). Pero, naturalmente, también se sabe que aunque el episodio no constituye una regla, hay radicales que tratarán de aprovecharlo al máximo.