El fin de Musharraf
19 de agosto de 2008Callejón sin salida
Neue Zürcher Zeitung, Zúrich: «Musharraf fue un dictador militar. Pero, de acuerdo con algunos observadores, no tan malo. Algunos dicen incluso que fue uno de los mejores gobernantes que tuvo Pakistán, un país muy pobre, durante años. Musharraf propaga un islam moderno y moderado. Comenzó a aplicar reformas económicas y durante su gobierno los medios de comunicación en un comienzo florecieron. Además fortaleció los derechos de los cristianos y las mujeres. Pero hace aproximadamente un año comenzó su lento pero seguro ocaso. La tragedia de Musharraf es que dejó pasar el momento adecuado para retirarse dignamente. Poseído por la creencia de que sólo él puede salvar al país, se introdujo al final cada vez más en un callejón sin salida."
Enorme importancia geopolítica
The Independent, Londres: "Si existe una esperanza para Pakistán, ésta se halla en la capa media del país, cada vez más fuerte, y su prensa, que exige un gobierno honrado y eficiente. Además debe recordarse que, a diferencia de la extendida imagen del país, la gran mayoría de los paquistaníes no apoya a partidos políticos musulmanes integristas. Si los líderes políticos logran aplicar una política de gobierno inteligente, el país puede salir adelante. La importancia geopolítica de Pakistán es enorme. Esta potencia atómica se halla en una de las regiones más intranquilas del mundo. Es de esperar que los sucesores de Musharraf logren retirar al país del borde del abismo."
Una señal de EE. UU.
La Charente Libre, Angoulême, Francia: "Para que Musharraf cayera sólo era necesaria una señal de Estados Unidos. Y la señal vino: Estados Unidos no tuvo siquiera que mover el dedo pequeño. 'Se trata de asuntos internos', comentó cínicamente la Casa Blanca. Más allá de esa medalla de oro de la hipocresía y del hecho que el desplazamiento de un dictador siempre es una buena noticia, es necesario ahora analizar el futuro y el peligro de desestabilización de este país, del que no debe olvidarse que posee la bomba atómica. Que hoy en Islamabad comienza una era de inseguridad, mientras que la situación en Georgia y las amenazas atómicas de Teherán flotan sobre nuestras cabezas como peligrosos signos de interrogación no da pie justamente para el entusiasmo."
Un aliado genial
La Repubblica, Roma: "La era de Pervez Musharraf –un dictador posmoderno y aliado con dos rostros– finalizó de la misma forma como había comenzado hace nueve años: con escenas de indescriptible alegría. El presidente se despidió como es habitual en él: con un discurso televisivo expresivo y fuerte. (…) Debiendo quedó sobre todo no haber combatido con toda la fuerza necesaria a los talibanes y haber creído en la ilusión de que éstos podían ayudarle a lograr el dominio de Pakistán sobre Afganistán. Pero ese rudo juego al final se dirigió contra Islamabad: por haber sido tolerados, los talibanes se hicieron con grandes territorios de Pakistán y será difícil expulsarlos de allí. Musharraf ya lo ha intentado, pero, como siempre, jugando a dos y tres bandas. El futuro presidente no puede ser más malo que este temido aliado en la genial "guerra contra el terrorismo".