El flanco débil de Israel
19 de agosto de 2012
A principios de agosto, tras enfrentarse con un grupo de yihadistas, dieciséis policías murieron en la zona egipcia de la ciudad de Rafah, ubicada en la frontera que separa a Egipto de la Franja de Gaza. El suceso no fue desestimado por las autoridades israelíes; sumado a los ataques registrados en esa región en 2011, el incidente llevó a Tel Aviv a erigir una alambrada de seguridad de 300 kilómetros para proteger su territorio de incursiones hostiles.
La seguridad en la península del Sinaí se ha vuelto precaria. Los cambios políticos propiciados en Egipto por la “primavera árabe” –las revueltas populares que separaron a Hosni Mubarak del poder– hacen que Israel se preocupe por la seguridad de zonas como las fronteras al sur de Jerusalén. El nuevo Gobierno de El Cairo dice reconocer el tratado de paz firmado con Israel en 1979, pero Tel Aviv sigue mirando con recelo los acontecimientos en desarrollo.
Bajo amenaza permanente
Los Altos del Golán, la meseta que Israel le arrebató a Siria en 1967 durante la Guerra de los Seis Días, siguen estando ocupados por los israelíes. Tel Aviv y Damasco no tienen relaciones diplomáticas; de hecho, oficialmente, siguen estando en guerra. De ahí el temor de la población a que, en el marco de la guerra civil siria, las armas de destrucción masiva que se le atribuyen al régimen de Bashar al-Assad puedan caer en manos de terroristas antiisraelíes.
Desde los Altos del Golán, en el norte de Israel, el territorio sirio se ve relativamente tranquilo. Y los militares israelíes cruzan los dedos para que esa situación no cambie. La Siria de Assad es un aliado de Irán, como lo es también Líbano, otro de los enemigos que Israel tiene en la región. Los expertos creen que, desde su último combate con fuerzas israelíes en 2006, la organización terrorista Hizbolá ha acumulado un total de 50.000 cohetes en su arsenal, asentado en el sur de Líbano.
Y Hizbolá no se quedará de brazos cruzados si las supuestas fábricas de armas nucleares iraníes son atacadas por Israel o Estados Unidos. Las fronteras de Israel son frágiles. El pequeño país con apenas 8 millones de habitantes está bajo amenaza permanente y, a corto plazo, no se avista un final para el conflicto en el Cercano Oriente.
Autores: Florian Mebes (ERC)
Editora: Cristina Papaleo