El G-7, más dos países latinoamericanos, reunidos en Essen
9 de febrero de 2007
En el antiguo enclave acerero y carbonífero de Essen volverán a chocar dos realidades. Una se desarrollará al interior de la Villa Hügel, otrora mansión de la acaudalada familia Krupp, donde se reunirán los ministros de Finanzas del Grupo de los Siete más algunos países invitados: Rusia, China, México, Brasil, Sudáfrica y la India.
Ahí se hablará, sobre todo, de cómo controlar los volátiles fondos de riesgo y del futuro de la Ronda de Doha. De hecho, el ministro anfitrión, el alemán Peer Steinbrück, ya se reunió con su homólogo chino, Jing Renqing. Luego del encuentro, Steinbrück aseguró que "todos somos un poco más optimistas que hace unas semanas", en cuanto a las posibilidades de relanzar la negociación multilateral para liberalizar el comercio mundial.
Política cambiaria
En cambio, un tema que marca discordia entre Estados Unidos y la Unió Europea, por un lado, y China por el otro, es el de la política cambiaria. El bloque occidental pretende que el gobierno chino adopte una política más flexible en materia de tipo de cambio, mientras que Beijing no se muestra dispuesta a hacer concesiones.
Brasil y México son los únicos invitados latinoamericanos. Esto, en primera instancia, luce como una deferencia extraordinaria. Los ministros de Finanzas de ambos países, Guido Mantega y Agustín Carstens, hablarán de la evolución que han tenido en sus países los llamados "fondos de riesgo", y abordarán junto con los demás participantes las posibles estrategias para mantenerlos bajo control. También se hablará de la energía renovable, aunque no ha trascendido cuál será el enfoque de tal discusión.
Una piedra en el camino
En una mirada más profunda, el camino no luce libre de escollos. El funcionario mexicano es responsable de las aduanas en su país, por las cuales pasan cargamentos de productos chinos que no siempre son de manufactura legítima. La Comisión Europea, de hecho, prepara un informe en el cual manifiesta su preocupación por la proliferación de productos ilegales -conocidos como "piratas"-a cielo abierto en la capital mexicana. No sería raro, pues, que Carstens tuviera que enfrentar algunos reproches en este sentido.
La otra realidad correrá, como es ya tradicional en este tipo de encuentros, a cargo de opositores a la globalización. Cerca de 2.000 personas podrían responder a la convocatoria realizada por diversas iniciativas sociales, para protestar ante los ministros por lo que consideran una negligencia deliberada ante los problemas de pobreza en África.
Aunque de acuerdo con informes de la policía la situación es tranquila, se mantienen cortes a la circulación en las calles de Essen. La reunión, ajena a todo este ajetreo, transcurrirá estrictamente a puertas cerradas.