El Gobierno alemán al rescate moral y financiero de la banca
20 de octubre de 2008El ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrück, hubiera preferido ver a los bancos solidarizarse entre ellos. Así se habría evitado tener que explicarle al contribuyente que el equilibrio presupuestario por el que lleva años soportando recortes en las prestaciones sociales ya no es prioritario, que quienes han jugado y perdido a la ruleta rusa saldrán ilesos del casino gracias al dinero de todos.
Pero como variable financiera la solidaridad sufre de poca relevancia. Mientras los bancos no confíen en sus congéneres no se prestarán dinero. Y si el capital deja de circular la crisis podría filtrarse hasta gotear sobre la economía real. Por eso el Gobierno alemán ha decidido dar luz verde a un millonario plan de rescate. “Esto no sólo lo hacemos por los bancos”, dice Steinbrück, “lo hacemos por los trabajadores, por la economía, por los ahorros y por Alemania”.
Ayuda sí, pero con condiciones
En la cancillería berlinesa las noches están siendo largas desde que la crisis financiera empezó a mostrar las garras. La reunión de secretarios de Estado de la pasada madrugada no tenía hora de cierre. Se trataba de que el Fondo de Estabilización del Mercado Financiero estuviera listo para ser ratificado por el gabinete gubernamental antes de que este lunes la bolsa abriera sus puertas en Fráncfort. Y había mucho que discutir.
Ya la semana pasada, cuando el Parlamento alemán aprobó con carácter de urgencia la puesta en marcha del rescate financiero, los diputados de todas las fracciones advirtieron al Ejecutivo que la inyección millonaria a costa de las cuentas públicas no debía ser un “cheque en blanco” al banquero portador. Los secretarios tenían por tanto que concretarle condiciones a la ayuda.
El Fondo pone a disposición de las entidades en aprietos 480.000 millones de euros: 400.000 de ellos para servir como aval a los bancos que accedan a otorgar préstamos a otros bancos, el resto podrá destinarse a la compra papeles de dudosa liquidez (fin para el cual se ha fijado un gasto máximo de 5.000 millones de euros) o fluir directamente a las entidades necesitadas de capital. El tope para la ayuda pública se sitúa en los 10.000 millones de euros por rescate, y el papel de garante del Estado caducaría a más tardar en 2012.
Como contrapartida el Estado observará con lupa la actividad económica de los bancos intervenidos y podría incluso obligarles a renunciar a negocios que considere excesivamente arriesgados. Por ver queda si en Alemania se irá tan lejos como en Holanda, donde las arcas públicas han emprendido con 10.000 millones de euros el salvamento de la entidad financiera ING y el Estado exigido para sí dos asientos en el consejo de administración del banco.
Pero además de aumentar el control, el Fondo aprovecha para darle un golpe a la cuestionada moralidad del mundo empresarial. Mientras un banco esté siendo rescatado, los sueldos de sus directivos no podrán superar los 500.000 euros anuales, y no habrá bonificaciones ni indemnizaciones a los managers que abandonen el barco. Aquí el mensaje va dirigido al ciudadano: con dinero público no va a financiarse la avaricia de nadie.
¿Quiénes pedirán ayuda?
Aún con los secretarios de Estado sentados en torno a la mesa de negociaciones de la cancillería berlinesa un banco hacía ya cola para solicitar la ayuda: “se trata de alcanzar rápidamente la estabilidad”, declaraba Erwin Huber, ministro de Finanzas del Estado de Baviera y director del consejo de administración de la entidad regional bávara BayernLB. Unos 5.000 millones de euros va a necesitar el banco del Fondo de Estabilización, calcula Huber.
En su papel de rompehielos, el BayernLB es el primero que reconoce abiertamente requerir del dinero público para recomponer lo que descompuso su mala gestión. El WestLB podría ser el siguiente en dar el paso. Pero estos bancos son estatales. Más difícil tendrán la confesión las entidades privadas: las cajas de ahorro debaten si se dejan rescatar en solitario o si llaman juntas a las puertas del Estado.
Quien al parecer no piensa recurrir al Fondo es el Deutsche Bank. Según la revista Spiegel, su director, Josef Ackermann, dijo ante un grupo de banqueros que se “avergonzaría” si su banco tuviera que pedir apoyo al Estado. “Las declaraciones de Ackermann son graves, incomprensibles e inaceptables”, le ha contestado el Gobierno germano. En la cancillería berlinesa se apuesta por la efectividad del Fondo de Estabilización del Mercado Financiero.