Strauss-Kahn, en casa
4 de septiembre de 2011Publicidad
Sitiado. Así amaneció el aeropuerto Charles de Gaulle de París este domingo (4.9.2011). Armadas hasta los dientes con cámaras, micrófonos y preguntas filosas, decenas de periodistas esperaban desde la madrugada a que aterrizara el avión que traería a casa al ex director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, o montaban guardia frente a su residencia de Place des Vosges con la esperanza de que, esta vez, los rumores sobre su retorno fueran ciertos.
Éstos se consumaron poco después de las 7 de la mañana, cuando los fotógrafos comenzaron a disparar contra la robusta humanidad de quien fuera el candidato predilecto de los socialistas galos para los comicios presidenciales de abril de 2012. Strauss-Kahn –conocido en Francia por sus iniciales, DSK– arribó acompañado por su esposa, la periodista francesa Anne Sinclair, escoltado por policías y escudado tras una sonrisa que decía poco sobre su verdadero estado de ánimo y mucho sobre el severo régimen de relaciones públicas al que está sometido.
Sin romper su silencio, el otrora hombre fuerte del FMI saludó cortésmente a los representantes de los medios y abordó el coche que lo llevaría a su domicilio parisino. Una vez allí, su portavoz despachó a la prensa asegurando que Strauss-Kahn concedería entrevistas más adelante, en un programa de televisión... si es que decide hablar sobre las opacas circunstancias en torno al escándalo que amenaza con aniquilarlo políticamente. Muchos de sus camaradas lo dan por muerto.
Strauss-Kahn, ¿fuera del juego?
El pasado 14 de mayo, Strauss-Kahn fue arrestado abordo del avión que debía llevarlo de Nueva York a París, acusado de haber forzado a una empleada del hotel en donde se venía alojando a mantener relaciones sexuales con él. El proceso se suspendió cuando el tribunal puso en duda la credibilidad de la demandante, Nafissatou Diallo; pero lo poco que se sabe del caso, a ciencia cierta, no lo deja bien parado. Algunos le atribuyen un grado de misoginia que raya en lo patológico.
El ex primer ministro socialista, Michel Rocard, pidió disculpas por haber sostenido que Strauss-Kahn tenía “una enfermedad mental” y estaba “fuera del juego”, pero, palabras más, palabras menos, es así como lo percibe buena parte de la izquierda francesa. Los mismos que lo celebraban como el próximo presidente del país, ahora lo miran con una mezcla de enojo y pena ajena, como rogando que se esconda en su residencia de Marrakech, al menos hasta que culminen los comicios.
Misoginia y sexismo en la política francesa
La secretaria general del Partido Socialista, Martine Aubry, dijo compartir la opinión de muchos sobre el “comportamiento de Strauss-Kahn de cara a las mujeres”, sumándose al coro de voces que, dentro y fuera del partido, ha criticado duramente la prevalencia del sexismo en la política francesa; no por el talante mujeriego o la tendencia al adulterio de los políticos –rasgos tolerados por la opinión pública gala–, sino por la absoluta falta de respeto con que muchos de ellos tratan a las personas del sexo opuesto.
Aunque Aubry había apelado vehementemente a la presunción de inocencia para defender públicamente a Strauss-Kahn mientras duró el proceso judicial en Estados Unidos, sus declaraciones más recientes revelan el afán de los socialistas por distanciarse de él y encontrar, a última hora, a una figura que lo sustituya en la carrera por la presidencia. En octubre se llevará a cabo una elección primaria para determinar si será Aubry o Francois Hollande quien representará a la izquierda en 2012.
Cuentas pendientes con la Justicia
En los tres meses y medio que duró el proceso judicial pasaron muchas cosas; pocas de ellas a favor de Strauss-Kahn. Sus aliados más cercanos, Pierre Moscovici y Jean-Christophe Cambadelis, se convirtieron en los coordinadores de campaña de Hollande –el candidato socialista favorito– y Aubry, respectivamente. Y algunas cuentas pendientes fueron cobradas: una escritora ha acusado a Strauss-Kahn ante la Justicia francesa por intento de violación.
Los hechos que se le imputan se remontan a ocho años atrás y no se sabe cuándo la Fiscalía decidirá si se inicia o no un proceso, pero las pesquisas ya han comenzado. Además, aunque la demanda de Diallo en Nueva York fue desestimada en el ámbito penal, ella ha iniciado un litigio civil contra Strauss-Kahn que promete seguir golpeando su reputación desde el otro lado del Atlántico. Mientras tanto, crece el número de quienes dan la vida política de Strauss-Kahn por terminada.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / Reuters
Editora: Claudia Herrera Pahl
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