Las próximas elecciones presidenciales de Venezuela, programadas para el 28 de julio de 2024, han captado el interés internacional. Gobiernos, medios de comunicación y organizaciones internacionales de todo el mundo están siguiendo de cerca este proceso electoral. Recientes declaraciones de diversas figuras relevantes en el ámbito político internacional subrayan el grado de escrutinio global y la preocupación que existe sobre estos comicios.
En esta primera quincena de mayo, el Subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental de EE.UU., Brian A. Nichols, manifestó que la administración Biden busca "promover elecciones competitivas" que permitan "un camino democrático hacia adelante en Venezuela". A su vez, el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, afirmó que su país trabaja para garantizar una "transición tranquila" en Venezuela después de las elecciones. Por su parte, el exmandatario uruguayo José Mujica criticó al régimen de Maduro por "jugar con la democracia", diciendo: "dicen que habrá elecciones, y después ponen a la gente en la cárcel".
Desde Europa, el expresidente español Felipe González advirtió sobre la necesidad de "un pacto para una transición ordenada y pacífica en Venezuela". Por su parte, el portavoz principal de asuntos exteriores de la Unión Europea (UE), Peter Stano, anunció que la UE había decidido levantar temporalmente las sanciones contra el presidente del CNE y tres exrectores más, como un gesto para "fortalecer los esfuerzos venezolanos hacia elecciones presidenciales inclusivas y competitivas”.
Maduro molesto por "tanta” atención internacional
Esta atención y seguimiento por parte de la comunidad internacional no ha sido bien recibida en Miraflores, sede del poder ejecutivo venezolano. El pasado domingo 12 de mayo, Nicolás Maduro, cabeza del régimen y candidato a la reelección, expresó su descontento al comentar: "Esta campaña presidencial parece más una contienda mundial que la elección del presidente de Venezuela. Parece que se está eligiendo el presidente del mundo y no el presidente de Venezuela”.
Para Maduro, el interés de la comunidad internacional en las elecciones venezolanas, especialmente por parte de Estados Unidos y de los países de la Unión Europea, obedece a los deseos de estos países de "ponerle las garras a Venezuela" para obtener control sobre sus recursos petroleros, gasíferos y auríferos, así como para socavar la revolución chavista.
Esta opinión no es compartida por reconocidos académicos y líderes políticos opositores. Para el profesor universitario Carlos Romero, internacionalista y politólogo, a la comunidad internacional le corresponde un papel relevante en estas elecciones venezolanas. "Es el propio Maduro quien está muy interesado en relegitimarse internacionalmente a través de estos comicios, sobre todo luego de que en 2019 su condición de gobernante fuera cuestionada por más de cincuenta países que reconocieron a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela". Un proceso electoral avalado por la comunidad internacional podría conducir al levantamiento de muchas de las sanciones que pesan sobre el país, abriéndole acceso a los mercados mundiales, mejorando la situación económica y proporcionando estabilidad al futuro gobierno.
No obstante, el profesor Romero advierte que el reconocimiento internacional de los resultados electorales en Venezuela no será automático. "La comunidad internacional puede actuar como garante de un proceso electoral justo y transparente, o como denunciante de cualquier irregularidad o fraude que pueda afectar la legitimidad de los resultados”, afirmó. En Venezuela, recordó el internacionalista, existe un profundo deterioro de las condiciones y garantías electorales que debe ser subsanado, tal como se comprometió Maduro en el Acuerdo de Barbados, suscrito en octubre del año pasado entre sus representantes y los de la oposición democrática.
Por su parte, el dirigente opositor Julio Borges, expresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, sostiene, también en contraste con la opinión de Maduro, que existen razones legítimas y de mucho peso por las cuales la comunidad internacional, y en especial los países del hemisferio, están preocupados y tan atentos a este proceso electoral venezolano.
Un nuevo "Muro de Berlín”
En primer término, sostiene Borges, América Latina y el Caribe se han convertido en el campo donde se está desarrollando una nueva guerra fría, con un continuado y fuerte aumento de la presencia de intereses ajenos al hemisferio y que son avalados y promovidos, en primer lugar, por los regímenes autocráticos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Según el dirigente político, "hoy en día existe en la región una presencia física, como nunca antes se había visto, ni siquiera durante la Guerra Fría, de países como Rusia, China, Irán y Corea del Norte. Los gobiernos de estos países, además de la promoción de sus intereses económicos, militares y políticos dentro de la región, vienen difundiendo un discurso en contra de los valores occidentales, de los principios de la democracia liberal y de la universalización de los derechos humanos”. El triunfo de la oposición democrática en Venezuela marcaría el inicio de la caída de este nuevo "Muro de Berlín” que se viene levantando en Latinoamérica.
Venezuela, fuente de inseguridad hemisférica
Otra de las razones que dan cuenta del interés internacional en los comicios venezolanos estriba, según Borges, en que el régimen chavista ha convertido a Venezuela en una fuente de desestabilización de la seguridad hemisférica e incluso europea. "Existen numerosos informes de organismos de seguridad e inteligencia que evidencian que, además de las estrechas y tradicionales alianzas entre la Revolución Bolivariana y los grupos armados irregulares como el ELN y las FARC, el régimen de Nicolás Maduro está fuertemente imbricado con el crimen organizado, carteles de la droga y las nuevas megabandas transnacionales como el Tren de Aragua. Estas organizaciones criminales se dedican al tráfico de estupefacientes, armas, personas, minerales valiosos y al lavado de dinero, socavando financiera y socialmente con corrupción a toda la región". El desplazamiento del chavismo del poder en Venezuela sería un duro golpe para toda esta red criminal transnacional de corrupción y delito, y traería una notable mejora en la seguridad del hemisferio.
La crisis migratoria continental
Finalmente, otra razón que para Borges justifica la preocupación del mundo respecto a los comicios venezolanos es el tema de la migración. "La persecución política y la compleja crisis humanitaria desatada por el chavismo en Venezuela ha forzado la salida de más de ocho millones de migrantes del país. La huida en masa de los venezolanos se ha convertido en una de las migraciones forzadas más grandes del mundo. Este grave problema lejos de aminorar ha seguido creciendo”.
Aproximadamente el 85% de los venezolanos emigrados se han radicado en países de ingresos medios y bajos de la región, cuyos servicios públicos no están en condiciones de atender este inmenso caudal sobrevenido de migrantes, y por lo cual han solicitado ayuda de la comunidad internacional. Recientes informes de la Unidad de Política Migratoria del Gobierno de México indican que, entre enero y marzo de 2024, el número de venezolanos en "situación migratoria irregular" se cuadruplicó con respecto al cuatrimestre del año anterior. En Estados Unidos, se ha triplicado la población migrante venezolana que llegó en 2023. Esta cifra sigue en aumento en lo que va de 2024, de acuerdo con los datos suministrados este 7 de mayo por la ONG Centro de Justicia y Paz (Cepaz).
El tema migratorio se ha convertido en un asunto político muy sensible en todo el hemisferio. El reciente presidente electo en Panamá, José Raúl Mulino, prometió durante su campaña que cerraría el paso del Darién y repatriaría a los migrantes que intentaran atravesarlo. Por su parte, Donald Trump, expresidente y actual candidato republicano, ha prometido repetidamente durante su campaña que, de regresar a la presidencia, llevará a cabo la "mayor operación de deportación" en la historia de Estados Unidos.
De acuerdo con la encuestadora Delphos, uno de cada cuatro venezolanos encuestados (25%) tiene la intención de radicarse en el exterior. Según esta encuestadora, sin embargo, estos posibles migrantes sujetan su decisión a los resultados de las venideras elecciones presidenciales. En este sentido, Borges concluye que un triunfo de la oposición democrática en Venezuela ayudaría sustancialmente a bajar la presión migratoria en el continente mientras que, si sucede lo contrario y Maduro logra retener el poder, los problemas del hemisferio se agravarán aún más.
(ers)