“El mundo en desorden”
8 de febrero de 2008Las tres ideas centrales que sirven de base a la Conferencia de Seguridad, iniciada en la capital bávara, están contenidas en el título del encuentro: “Un mundo en desorden – nueva correlación de fuerzas – falta de estrategias”. No son precisamente premisas alentadoras, pero el diagnóstico inicial indica la importancia de discutir a fondo sobre materias que atañen a la seguridad global, tan esquiva como siempre aún en el siglo XXI.
Kosovo sobre la mesa
Múnich ofrece el foro ideal para ello a unos tres centenares de políticos y militares de alto nivel, entre ellos varios jefes de estado y cerca de 40 ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa. Los grandes ausentes son esta vez la canciller alemana, Angela Merkel, que había participado en dos citas anteriores, y el virtual candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, John McCaine, que estaba invitado pero no pudo acudir al encuentro por razones obvias relacionadas con la campaña electoral.
En cambio, sí acudió el recién reelecto presidente de Serbia, Boris Tadic, encargado del discurso de la cena inaugural. Lógicamente, puso sobre la mesa el tema de Kosovo y del peligro que implicaría una declaración suya de independencia, tanto para los serbios y los kosovares como para la comunidad internacional. El tema está en primera plana, dado que se espera semejante paso de Kosovo en el curso del mes de febrero.
La OTAN en aprietos
Pero este no es el único problema urgente de la agenda. En el foco de la atención se encuentra una vez más la OTAN. Superada parecía ya la crisis inicial derivada del desmoronamiento del Pacto de Varsovia y las consiguientes interrogantes acerca de la razón de ser de la Alianza Atlántica.
Sin embargo, el papel de fuerza internacional activa en diversos conflictos que ha ido asumiendo, la ha llevado a toparse también con sus propios límites, como se está viendo ahora en Afganistán: con 43.000 soldados en territorio afgano, no ha logrado estabilizar la situación y, a la hora de demandar más tropas, los países miembros no responden con el más mínimo entusiasmo.
Desafío “histórico”
Horst Teltschik, antiguo asesor del canciller Helmut Kohl y anfitrión de la Conferencia de Seguridad de Múnich, que viene organizando desde hace una década, estima necesario discutir intensamente sobre cuáles son los campos en que la alianza debe actuar. “La OTAN asume cada vez más responsabilidades a nivel mundial y no está en condiciones de poner a disposición, a través de los países miembros, los recursos necesarios para ello”, afirmó.
Si bien en la reunión de la OTAN en Vilnus, que precedió a la conferencia muniquesa, se escucharon tonos conciliatorios, el problema de fondo no está resuelto y la crisis podría incluso agudizarse. A juicio del ex embajador de Estados Unidos en Alemania y ante las Naciones Unidas, Richard Holbrooke, la intervención en Afganistán constituye la prueba más importante que haya enfrentado la alianza en su historia. La razón que dio fue lapidaria: la OTAN está en guerra y hay que aceptar los hechos. Dicho así suena en extremo inquietante. Y más de un integrante de la alianza se preguntará cómo hacer para salir con la frente en alto del atolladero. Porque, como reza el título de la Conferencia de Seguridad de Múnich, el mundo no sólo está en desorden, sino que faltan estrategias.