El Muro de Berlín, un asunto del presente
9 de noviembre de 2006La noche del 9 de noviembre de 1989, miles de personas se juntaron en el paso fronterizo de Bornholmer Strasse, en Berlín Este, y rompieron el cerco que les bloqueaba el paso hacia la parte occidental de la ciudad. Fue el primer punto donde comenzó a desmoronarse, en los hechos, el muro que durante décadas fue símbolo de la Guerra Fría entre el bloque soviético y la esfera de influencia de Estados Unidos y sus aliados.
Diecisiete años más tarde, ese mismo sitio será escenario de una ceremonia discreta, en la que participarán algunos funcionarios locales y ciudadanos. Actos similares tendrán verificativo en otros puntos de la que hoy es la capital alemana. Se recuerda aquella fecha que cambió al mundo, pero también a quienes murieron mientras intentaban salir de la República Democrática Alemana (RDA).
Las víctimas del Muro
Hasta hoy existe controversia en cuanto a la cifra total de muertos. La Fiscalía de Berlín considera solamente aquellos casos en los que se tiene plenamente comprobada la participación de los llamados Comandos Fronterizos, fuerzas armadas que se encargaban de impedir que ciudadanos estealemanes escaparan del régimen comunista de la RDA. Este saldo es de 270 personas, incluyendo las 33 que fallecieron como consecuencia de la detonación de minas.
En cambio, organizaciones ciudadanas señalan que el número de víctimas en todas las fronteras podría llegar a 950, incluyendo a los fugitivos soviéticos, a quienes intentaron escapar por otras fronteras o por el Mar Báltico, o incluso a elementos de las fuerzas fronterizas que cayeron en presuntos combates con quienes eran clasificados por la burocracia estealemana como "transgresores de las fronteras". El Centro de Estudios Históricos de Potsdam ubica en 125 la cifra de muertos en la zona del muro.
Los retos actuales
El debate va mucho más allá de las cifras, y dista de ser cosa del pasado. Dentro del gobierno federal, el ministro de Tráfico, Wolfgang Tiefensee, ha sido comisionado también con la tarea de promover el desarrollo, tanto en Berlín como en los nuevos estados federados. Este jueves, el funcionario presentó un balance en el que considera que, a 17 años de la caída del muro, "es mucho que se ha logrado, pero también es mucho lo que falta por hacer. Es necesario un debate más amplio, a fin de evitar que la historia sea maquillada".
Asimismo, Tiefensee consideró que el desempleo es el principal problema de la región, y que "es inadmisible que personas de diferente color no puedan caminar tranquilas por las calles", en referencia a los ataques contra personas de origen extranjero motivadas por la xenofobia y el racismo.
Katrin Göring-Eckardt, del partido Los Verdes, ennumeró algunos retos a los que se enfrenta la parte Este de Alemania en la actualidad, como producto de la unificación: "La población envejece más rápidamente, y la emigración ha conducido a un despoblamiento que en algunas regiones llega al 50 por ciento. Es importante definir la forma de desarrollar infraestructura, y también de luchar por nuestra propia identidad".
Arnold Vaatz, de la Unión Cristiano Demócrata, señaló que "el Pacto de Solidaridad II se termina en 2019. A partir de ese año no habrá más dinero para los nuevos estados. Así que el reto consiste en que éstos consoliden sus presupuestos. De lo contrario, se enfrentarán a una emergencia presupuestal como la que afecta ya a Berlín".
El Comisionado de Derechos Humanos del gobierno federal, Günter Nooke, fue más enfático y escueto. En su opinión, la caída del Muro de Berlín es simple y sencillamente "el momento más feliz en la historia de Alemania".