El negocio con la basura
20 de marzo de 2006A partir del próximo 24 de marzo se acabó en Alemania, eso de tirar los aparatos electrónicos y eléctricos a la basura. El mercurio o el plomo que contienen son peligrosos. Y en aparatos más antiguos se liberan gases altamente venenosos cuando se queman sus plásticos especiales.
Además, estos aparatos pueden ser una fuente de materias primas valiosas, como plata, chapa de acero y, sobre todo, cobre. "Evitar la basura venenosa al reciclar componentes útiles", es el lema que aplica la legislación europea, que en Alemania se introduce con un retraso de un año.
25 kilos por persona
Computadoras anticuadas, aspiradoras, lavarropas, lámparas y teléfonos celulares, cada alemán acumula unos 25 kilos de basura electrónica por año. Sólo en Alemania esto suma unos dos millones de toneladas, y la tendencia es al alza.
Las administraciones locales serán las responsables de la recolección de estos desechos y su separación en cinco clases de productos. Será una "tarea complicada que requiere cierto tiempo de adaptación y causará quebraderos de cabeza". advierte Peter Sieling, de la administración de reciclaje de la ciudad de Bremen.
La normativa europea obliga a reciclar al menos cuatro kilos por persona y año, aproximadamente una sexta parte del total. "Al menos en las ciudades grandes esto no representa mayores problemas", señalan dicen los expertos como Gerhard Schreve, de la administración pública de Bremen.
Basura y negocio
En Alemania el costo de la implementación de la ley será responsabilidad de las 500 ciudades y comunidades responsables de recolectar y separar la basura. Sin embargo se ahorran el costo del reciclaje mismo.
Estos serán cargados a los productores, previo registro de los aparatos para que una vez desechados, las autoridades reclamen a las empresas fabricantes el costo del reciclaje.
Los analistas estiman que el negocio con la basura de electrodomésticos puede facturar hasta 1.000 millones de euros por año. Este potencial despierta interés y explica que se está conformando un mercado especializado en este negocio.
Sin embargo se trata de una actividad que es realmente rentable si se hace a gran escala, poniendo en duda la intención de la normativa de evitar procesos de concentración en el mercado.
Diseñar para reciclar
Emprender este proyecto a gran escala supone también la mecanización de los procesos de desarmar los aparatos. Un teléfono, por ejemplo, se desmonta manualmente en un minuto, demasiado tiempo para el reciclaje industrial. Se trata sobre todo de idear procedimientos para equipos modernos, como teléfonos celulares. Se estima que sólo en Europa hay unos 500 millones de celulares que no se usan y que acabarán tarde o temprano en la basura.
La normativa europea no permite el llamado "reciclaje reductor". Es decir, los componentes de plástico de una computadora portátil, por ejemplo, no deben acabar convertidos en bancos de plástico en algún parque. Deben ser reutilizados para fabricar el mismo producto del cual proceden.
Esto sólo es posible si el proceso de separación de componentes ya es contemplado en la fase de la construcción, es decir, se trata de diseñar para reciclar. Esto abre un reto y una oportunidad internacional. Si productores no europeos se comprometen a aplicar los mismos estándares, el reciclaje también podría tener un futuro en países en desarrollo, donde se ensamblan y fabrican gran número de los electrodomésticos.