El nexo iraní
31 de enero de 2004Un hombre de traje oscuro y acicalado peinado que más parecía bisoñé, tupida barba y anteojos redondos, se presentó en el tribunal de Hamburgo como un ex- expía de los servicios secretos iraníes y la CIA. Se trata de un misterioso testigo que apareció repentinamente en el juicio contra el marroquí Abdelghani Mzoudi, acusado de haber participado en los preparativos de los atentados del 11 de septiembre. El supuesto ex-agente de nacionalidad iraní, quien se identificó con el nombre de ‘Zakeri’, prometía evidencias espectaculares contra el acusado.
Gesticulando profusamente y seguro de sí mismo, Zakeri, cuyo supuesto número como ex-agente era N-941-H, afirmó ante el tribunal que Mzoudi era hombre de contacto de Al Qaeda y como tal estaba a cargo de recibir códigos y fue así como participó en los preparativos de los atentados. Zakeri dijo haber pertenecido al espionaje iraní hasta julio del 2001, cuando se escapó del país y que su información provenía de una fuente fiable en los servicios secretos iraníes cuyo nombre no pensaba revelar.
Irán participó en el 11-S
El testigo iraní dijo no conocer a Mzoudi ni haberlo visto nunca antes, pero que su fuente le aseguró que el acusado estuvo en 1997 durante tres meses en un campo de entrenamiento de Al Qaeda en Irán. Su testimonio no estaba previsto en el proceso, pero fue incluido tras ser interrogado por las autoridades de seguridad, lo que obligó al tribunal a posponer la sentencia.
En los interrogatorios, el supuesto ex-espía afirmó que Teherán participó en la preparación de esos ataques. El ministro iraní del Exterior, Kamal Jarazi, calificó al testigo de farsante y dijo que, en contra de lo que sostiene, nunca perteneció a los servicios secretos de su país y que contaba esas historias para hacer dinero.
Querían asesinar a Mzoudi
En su comparecencia ante el tribunal, el testigo insistió en el vínculo entre Irán y Al Qaeda y afirmó que los servicios secretos de su país y la red terrorista urdieron el pasado 13 de diciembre un plan para asesinar a Mzoudi. Con ello se quería impedir que el acusado delatara a otros implicados en los atentados. Además dijo que él nunca había aceptado dinero y que consideraba un insulto, la oferta de los servicios secretos alemanes de pagarle 1.000 euros por cada testimonio.
La fiscalía solicitó interrumpir el juicio durante un mes para analizar las declaraciones y la credibilidad del nuevo testigo y anunció que mantendría su acusación. Reclama quince años de prisión para el marroquí por pertenecer a una organización terrorista y por contribuir al asesinato en más de 3.000 casos.