"El norte sobre el vacío" debuta en la Berlinale
13 de febrero de 2022Alejandra Márquez Abella (San Luis Potosí, 1982), estrenó su tercer largometraje, "El norte sobre el vacío", en la sección Panorama de la Berlinale 2022, que selecciona propuestas internacionales atrevidas, queer, feministas y políticas. Cuenta con el jurado más numeroso del festival, y es la favorita del público, que otorga su propio premio.
La cinta, de poco más de dos horas de duración, lleva al espectador al estado de Nuevo León, en donde se encuentra el rancho del Don Reynaldo (Gerardo Trejoluna), que va de cacería de venados a través de un exuberante paisaje boscoso bajo un crudo sol. "Pásame el bloqueador" ordena a Rosa (Paloma Petra), su sirvienta, que lo acompaña. Mientras él se encrema el cuello, ella observa algo. "Don Rey, ¡dispare!", le dice Rosa, pero él no reacciona, y es ella la que toma el rifle y dispara.
El apasionado cazador presume el trofeo en la fiesta de aniversario del rancho fundado por su padre, también cazador. A la celebración concurre la familia, hombres que se ufanan de serlo, esposa e hijas dóciles y un hijo que no parece tener interés en el rancho. Los empleados son agradecidos, y la reservada Rosa mantiene en secreto la mentira: es ella la que mejor dispara. Los animales también son protagonistas, tortugas, tarántulas y ranas, que aparecen recurrentemente en la cinta y parecen presagiar algo.
El orden familiar es perturbado por dos hombres que llegan a pedir dinero a cambio de protección. Inicialmente Reynaldo se niega, y cuando vuelven, mata a uno de los extorsionadores. Pero ante la amenaza latente, Reynaldo despide a todos del rancho y se prepara para defenderlo. En el momento clave vuelve Rosa y lo ayuda a enfrentar el acoso armado. El largometraje está inspirado en la historia de Alejo Garza Tamez, un cazador y empresario que defendió a muerte su propiedad de una banda de narcotraficantes en Tamaulipas.
La cineasta, egresada del Centro de Estudios Cinematográficos de Cataluña, debutó en 2015 con "Semana Santa" en el Festival Internacional de Cine de Toronto. Le siguió en 2018 "Las niñas bien", basado en el libro del mismo nombre de Guadalupe Loaeza, que ganó cuatro premios Ariel de la Academia Mexicana de Cine. Participó en la realización de dos episodios de Narcos en 2021 y ahora estrena "El norte sobre el vacío".
En entrevista con DW, Alejandra Márquez Abella afirma que fue una gran sorpresa que la cinta fuera seleccionada para su debut en la Berlinale. "Es algo que todo cineasta quiere, es un lugar muy deseado y poder estar aquí es increíble".
DW: ¿Cómo se siente en la Berlinale al lado de tantas cineastas mujeres?
Me siento muy honrada, no sólo por ser parte de ese colectivo de mujeres. Es un privilegio y un gozo estar aquí y me parece que esto habla de un momento más justo para las cineastas mujeres.
¿Cómo definiría el drama que encierra la película?
Hace una observación sobre la masculinidad y a partir de ahí cuestionar no solamente a nuestra sociedad desde el punto de vista de género o de clase, sino también el atropocentrismo brutal con el que vivimos, que es mucho el producto del patriarcado y del capitalismo. Es lo que nos tiene como estamos. Es dar un pasito hacia atrás y tratar de ver la foto completa.
¿Cómo llegó a esta historia?
Está inspirada en un hecho real ocurrido hace una década más o menos. Pero la película se va al ámbito de la ficción. Se inspira en algo que ha sucedido millones de veces en la historia de México. Que se ha repetido tantas veces que ha construido una identidad mexicana y que también es una anécdota muy arquetípica del universo de los westerns. Estamos en esta casa defendiéndonos del mal que va a llegar y va a tomar el lugar.
¿Refleja la realidad en el norte de México, en donde no hay más remedio que estar armado y autodefenderse?
Es una historia muy recurrente. La película refleja la realidad de la identidad de muchos hombres en México. Más que hablar de la anécdota, de ese evento que ocurre, es como una aventura emocional de un hombre que tiene que lidiar con su propia construcción del mundo y con su juego de valores, con lo que le han enseñado que tiene que ser y que tiene que perpetuar y eso termina siendo su verdadera trampa mortal.
El espectador se sumerge en un mundo muy masculino, de manejo de armas. ¿No se siente extraña en él?
El mundo en sí es muy masculino. Y me siento extraña todo el tiempo siendo el mundo tan masculino. Cada película es un universo y hay que descubrir muchas cosas. No sé si me sentía más cómoda en ese rancho que como me sentiría en las Lomas de Chapultepec, filmando a señoras de la alta sociedad. Creo que me sentiría más incómoda en las Lomas.
Sin embargo, la película hace un guiño feminista con el papel de Rosa, que sabe disparar incluso mejor que su patrón. ¿Cómo surgió el personaje?
La decisión -no sé si fue consciente o inconsciente- fue hacer que Rosa creciera y finalmente saliera de las sombras y fuera robando el protagonismo de la película. Personajes como Rosa siempre están en el fondo, toman poquitas decisiones, tienen poca relevancia. Aquí ella es la que sabe vivir en el rancho y la que lo domina.
¿Por qué ese final abierto de la película?
Lo que la película quiere decir es que no importa el final. Somos polvo todos, da igual quien defiende, quien gana y quien pierde. Las preguntas relevantes y trascendentales de la vida en el planeta son las que deberían hacerse, no si ganamos o perdemos, o si somos buenos o malos. El pensamiento debiera abrirse y no quedarse en la anécdota.
Llama la atención Juan Daniel García Treviño en el papel de Tello, que luego resulta ser la pareja de Rosa.
Es un actor que trabaja mucho, es muy profesional en ese sentido. Juan Daniel trabajó en la película "Ya no estoy aquí". Él es de Monterrey. Fue un proceso diferente con cada quien, pero él tiene algo fabuloso con la cámara, como un pacto con la cámara muy intenso.
¿Y el resto de los actores?
Casi todos son actores profesionales, de teatro, creo que fue un elenco bastante actoral. A mí no me importa hacer mezclas, trabajar con actores que no son profesionales, aunque no sé en qué momento dejan de ser aficionados. Pero en este caso la apuesta era crear una ficción colectivamente y todas las decisiones fueron hacia allá. (dz)