“El período presidencial de George W. Bush es tiempo perdido”
29 de enero de 2008
Fue un discurso histórico pues, en 230 de historia de los Estados Unidos nunca antes había habido tanto desinterés por el discurso sobre el estado de la Unión, dice un comentario de la prensa alemana. ¿A qué se debe esto?
Se debe a que las elecciones ofrecen un tema mucho más interesante y el segundo motivo es que se sabe que el presidente Bush ya no tiene ninguna influencia con una mayoría democrática en el Congreso. Y que no puede poner ningún acento propio nuevo.
Sin embargo no siempre es así con un presidente saliente…
Efectivamente depende del marco. En este caso, hay que tener en cuenta que el presidente Bush tiene un 32 % de aprobación de su persona, lo cual representa uno de los niveles históricos más bajos que se pueda imaginar. A ello se suma que no sólo ha concluido su carrera presidencial, sino que imperan aires de cambio. Big change, al estilo que lo pregona BaracObama. Y todo lo que significa la palabra cambio no tiene nada que ver con George W. Bush. Se lo ve como un remanente de una era en la historia norteamericana que ha acabado. Y no le interesa a nadie
Algunos analistas económicos ponen entre los logros del presidente Bush sus rebajas impositivas, algo que logrará una mención positiva en la historia.
El punto es a quién benefició la rebaja impositiva del presidente Bush. A las empresas y a los de mayores ingresos. Con el programa coyuntural que anunció en su discurso, se percibe claramente las diferencias con el programa que los demócratas proponen: rebajas impositivas para los de menores ingresos. Es decir, Bush pasará a la historia a lado de Ronald Reagan, que logró rebajas impositivas para las grandes empresas.
¿Cree usted que las medidas anunciadas cambiarán la situación actual en los hogares norteamericanos?
Hay que esperar hasta saber qué se aprueba en concreto. Sin embargo, la sociedad norteamericana tiene unos problemas –como el tema de la seguridad médica- que no resolverá Bush con su programa coyuntural.
Se toma como un punto positivo de su discurso que el presidente Bush haya aceptado, por fin, la difícil situación económica del país
Como un punto a su favor no lo veo, pues Bush probablemente sea el último en reconocer la realidad. Desde hace años se habla del déficit en su presupuesto. Al culminar la era Clinton se hablaba de superávit . Ahora el Estado anualmente se endeuda cada vez más, entre otras cosas debido a un presupuesto de defensa exorbitantemente alto. Y sin haber encontrado ninguna solución al problema del sistema de pensiones, por ejemplo. Que reconozca la difícil situación del país, una semana después de que las bolsas estadounidenses entraran en crisis, no es un gran logro.
Sin embargo, el presidente Bush asevera que los ciudadanos pueden confiar, a la larga, en el crecimiento económico de la nación. ¿Pueden confiar de verdad?
Ésa es una pregunta difícil. Hay que esperar. Es verdad que la economía norteamericana reacciona más rápido a problemas coyunturales que la alemana, por ejemplo. Cuentan con mayor flexibilidad, el sistema es diferente. Pero, se ha detectado una ralentización del mercado laboral, el déficit en el presupuesto, cada vez hay mayores problemas en cuanto al sistema de seguridad médica, el endeudamiento privado… Hay que preguntarse de verdad si el sistema estadounidense está preparado para los nuevos requerimientos de la economía. Los nuevos desafíos se llaman cambios demográficos y lo que en Alemania se titulo la pauperización de la vejez. Algo que los estadounidenses aún no han detectado para nada, y que llegará como un gran carga
Siga leyendo: ¿Logrará algo en Cercano Oriente? ¿Y la confrontación con Irán?
La moderación en su discurso también ha llamado la atención. ¿Se debe ésta a su calidad de lame duck?
Sí y también a otras dos cosas. En el tema de la controvertida guerra contra Irak, el presidente Bush al fin puede hablar de algún éxito. El aumento del contingente de soldados en el 2007 fue de 130.000 a 160.000. Desde ese momento ha habido un retroceso del 50% en el monto de los ataques. Y las víctimas en la población civil han disminuido en un 60%. Son datos que puede presentar para argumentar que su política fue adecuada. Que ahora aparezca más moderado frente a estados como Irán tiene que ver también con que ya no puede lograr nada endureciendo el tono, pues necesita a los demócratas para que se apruebe su programa coyuntural. Además hay que decir que existe una tendencia general a reconocer las posturas de los europeos.
¿Cuán probable es, entonces, ahora una confrontación con Irán?
La probabilidad de la confrontación con Irán es mínima desde que los servicios de inteligencia de los Estados Unidos dieron a conocer que los programas atómicos iraníes se cancelaron hace mucho tiempo. Ahora no tiene nada en la mano para azuzar en contra de Irán. Sin embargo –aunque el discurso pase por moderado- indicó que Teherán tiene que volver a la comunidad internacional, que tiene que poner a disposición sus programas nucleares y que debe dejar de financiar a las milicias en Irak, en Siria o Líbano.
¿Cree usted que con su postura más moderada logró convencer a alguien de su nuevo curso? ¿A los europeos, por ejemplo?
No. El discurso no está pensado internacionalmente, está concebido para su población y para su partido. Éste fue una simple aceptación de la realidad, pues su curso duro de los últimos años no ha llevado a nada. Tiene un desastre en Irak, un desastre en Afganistán y todo eso el resultado de una política que ha llegado a su fin.
Tiene todavía 51 semanas en el cargo. ¿Cree usted que su iniciativa para Cercano Oriente dará frutos?
Anunció una gran iniciativa, pero eso se debe más bien a un móvil clásico, pues se suele medir a los presidentes norteamericanos de acuerdo a lo que han logrado en Cercano Oriente. También para Bill Clinton fue muy bueno haber logrado un acercamiento entre Arafat y los israelíes. Así debe verse ahora esta tentativa de George w. Bush; yo no creo que aporte mucho a la situación.
Abandonará su cargo entonces con un sabor amargo en la boca…
Definitivamente. Hasta ahora siempre se ha podido contar con buenos datos económicos y la población estaba insatisfecha con la guerra contra Irak. En este momento la gente está harta de la guerra iraquí, los datos económicos no son tan satisfactorios como antes y en el horizonte se vislumbran grandes problemas. El período presidencial de George W. Bush, en resumen, se percibe como un tiempo perdido.