El plástico es comida chatarra para los corales
27 de octubre de 2017Tómese un momento e intente imaginar que es usted una pieza de coral. Cómo se siente estar ahí sentado, por debajo de la superficie del océano, contoneándose suavemente a merced de las cálidas corrientes de agua, en un entorno vívido y colorido (finjamos, eso sí, que todo va bien ahí abajo). A su lado pasa un pececillo, un barco navega unos metros más arriba y quizás un buceador se sumerge y empieza a explorar su manta submarina.
Pongámonos ahora un poco más realistas. Desde el barco, quizás incluso también desde el propio buceador, trozos de plástico empiezan a caer a su alrededor. Eso va pasando a lo largo del tiempo, cada vez más con más frecuencia. Lentamente, el plástico empieza a romperse en partículas piezas más pequeñas, luego diminutas. ¿Qué haría usted?
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Dado que usted es un coral, probablemente comience a tragarse algunos de estos minúsculos trozos de plástico, tal y como hacen el resto de especies a su alrededor. Pero de repente ocurre algo realmente extraño. Resulta que a usted le gusta el sabor de algunos (no todos) de estos fragmentos de plástico.
Chico, esto está riquísimo. ¿Pero por qué?
Sorprendentemente, eso es exactamente lo que descubrieron los científicos del instituto de estudios medioambientales de la Universidad de Duke, en Estados Unidos. Cierto es que los científicos saben desde hace mucho tiempo que los animales marinos comen por error residuos de plástico. Pensaban que, como eran tan pequeños, los confundían con las presas de estas especies. Pero un nuevo estudio sugiere que quizás haya una razón adicional para un comportamiento que entraña tantos riesgos: el plástico les sabe bien.
"En nuestro experimentos, los corales comían todo tipo de plásticos, pero preferían microplásticos a secas antes que aquellos con bacterias por una diferencia del triple”, explica Austin S. Allen, doctorando de Duke.
"Cuando el plástico viene de la fábrica, tiene cientos de aditivos químicos en él. Cualquiera de estos químicos, o bien una combinación de ellos, podría estar actuando como un estimulante que hace el plástico atractivo para los corales”, añade Alexander C. Seymour, que quien codirigió el estudio con Allen.
Todavía es necesaria más investigación. Pero estos primeros (y sorprendentes) resultados ya fueron publicados el pasado 23 de octubre en la edición digital de la publicación Marine Pollution Bulletin.
Y el tiempo corre para salvar las barreras de corales de nuestro planeta.
Autor: Klaus Esterluss (EAL/ELM)