El poder de la música
22 de agosto de 2014
En el año 2006, cuando todavía era un estudiante en el instituto, disponía de poco dinero, porque venía de una familia pobre.
Aquel año escuché una canción llamada “Kikomando”, de Bobi Wine, un artista ugandés.
Esta canción me daba fuerza cada día, porque con ella me sentía muy identificado. Decía que incluso los ricos carecen de aquello que realmente necesitan, y de que hay que ser feliz con lo que se tiene, aún si es poco, porque muchos son los ricos que no pueden dormir por las noches.
Esta canción me hizo creer que un día las cosas cambiarían, y este mensaje se hizo realidad. He conseguido triunfar en la vida y ahora puedo permitirme comer bien y tener una buena casa.
Nunca he olvidado el ritmo ni la letra de esa canción.
Enviado por: James de Uganda
Editora: Kerstin Boljahn