El próximo "round"
4 de marzo de 2003El 7 de marzo será otro de esos días claves en la crisis iraquí. El jefe de los inspectores de armas de la ONU, Hans Blix, y el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mohamed el Baradei, presentarán ante el Consejo de Seguridad de la ONU un nuevo informe sobre el desarme de Irak. Y, aunque pudiera ser prudente recordar el cuento de Pedrito y el Lobo, todo indica que esta vez su exposición sí será decisiva para el desenlace de la pugna diplomática que se libra a toda máquina tras bambalinas, en Nueva York. No en vano han anunciado ya su asistencia los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Francia, España y Siria.
Votación arriesgada
De acuerdo con informaciones del Washington Post, Estados Unidos y Gran Bretaña se proponen someter la semana entrante a votación su propuesta de resolución, que dejaría constancia del incumplimiento de la resolución 1441 de la ONU, por parte de Bagdad. También el embajador estadounidense ante Naciones Unidas, John Negroponte, dijo creer que ya ha llegado el momento de tomar decisiones en el Consejo de Seguridad. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, fue un poco más cauteloso, al indicar que la decisión sobre si solicitar un voto del gremio se tomará después de conocerse el último informe de los inspectores. Pero todo indica que Washington desea acelerar el proceso.
Otra cosa es que consiga la mayoría necesaria para aprobar su proyecto que, de facto, equivaldría para Washington a una autorización para iniciar la guerra. Las autoridades estadounidenses por lo visto confían conseguir el apoyo requerido y poder evitar el veto de alguno de los miembros permanentes del Consejo, como Francia, Rusia o Gran Bretaña. De lo contrario, difícilmente llegarán a pedir una votación en la que arriesguen una derrota. Pero resulta difícil prever hasta qué punto sus esperanzas tienen asideros concretos.
De hecho, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores francés afirmó este martes que la "gran mayoría" de los miembros del Consejo favorece una prolongación de las inspecciones de armas, mientras Rusia sigue sin descartar la posibilidad de vetar una resolución que dé curso a operaciones bélicas contra Bagdad. Ello, sin embargo, tampoco brinda elementos suficientes para adelantar el desenlace.
¿Catalizador brasileño?
Prueba de que la partida aún no se ha definido es la vertiginosa serie de encuentros y diálogos telefónicos que siguen realizándose al más alto nivel, en el mundo entero, en busca de apoyo para tal o cual postura. El canciller alemán, Gerhard Schröder, incluso tomó contacto con el presidente de Brasil, Luis Ignacio "Lula" da Silva. Si bien su país no figura entre los hoy tan asediados integrantes del gremio llamado a tomar una decisión sobre la guerra o la paz, de acuerdo con la prensa brasileña, el presidente carioca estaría intentando homologar las posturas latinoamericanas. México y Chile cuentan con sendos votos, codiciados tanto por Estados Unidos como por el bando contrario.
La diplomacia mundial aprieta el acelerador, y especialmente la estadounidense, que ve cómo día tras día se debilita su postura ante la opinión pública internacional. Sintomático resulta, por ejemplo, que dos países europeos que firmaron semanas atrás una carta de adhesión a la política de Washington con respecto a Irak, comiencen a dar marcha atrás. Mientras el ministro de Relaciones Exteriores de Portugal manifestó, durante una visita a Berlín, que "la paz aún es posible", el presidente electo checo, Vaclav Klaus, se distanció de la actitud de su predecesor, calificando en una entrevista de "muy discutibles" los argumentos esgrimidos por Washington para derrocar a Saddam Hussein.