El riesgo de ejecutar a Saddam
27 de diciembre de 2006The Independent, de Londres: "El conflicto no sólo se desarrolla entre tropas extranjeras y rebeldes o entre chiítas y sunitas. Florecen las pugnas entre diversas facciones y caciques, al igual que las rivalidades religiosas, étnicas o criminales. Las elecciones no constituyeron un escudo protector contra la creciente anarquía. Puede que en un momento se haya visto la ejecución del derrocado Saddam Hussein como una oportunidad para unir a los iraquíes, pero ni siquiera eso sigue siendo así. Su ejecución, que ahora parece inevitable tras el rechazo de su apelación, conlleva el riesgo de ahondar las divisiones. Esta es la triste moraleja de una intervención que en principio había de generar democracia en Irak y seguridad en toda la región".
Triunfalismo insensato
Westfälische Nachrichten, de Münster: "El Irak post Saddam Hussein había de ser libre, había de atenerse a los principios democráticos y brindar seguridad a la gente. El último objetivo no se ha logrado hasta ahora, como lo reconoció recientemente Bush, y quizá tampoco sea alcanzado nunca por los estadounidenses. Por este motivo, Estados Unidos debería cuidarse de insensatas expresiones triunfalistas ante el veredicto de ayer. Por un lado, esta errada satisfacción desacreditaría la independencia del tribunal de Bagdad ante los ojos de la opinión pública iraquí, que mayoritariamente aprueba la sentencia. Por otro, se abrirían nuevas brechas entre los grupos ya irremediablemente enfrentados. Y eso sería lo último que podrían necesitar el frágil gobierno iraquí y las tropas estadounidenses".
Escepticismo general
La Repubblica, de Roma: "El proceso contra Saddam Hussein y su esperada sentencia de muerte había de constituir en realidad un hito angular del 'nuevo Irak democrático'. Al mismo tiempo, con el juicio había de celebrarse la instauración del Estado de Derecho en un país que fue liberado de una prolongada y cruel tiranía. Sin embargo, ahora que se dio a conocer la ratificación de la condena a muerte, ya nadie - y en su fuero interno ni siquiera el presidente de Estados Unidos- se hace ilusiones de que este veredicto pudiera anunciar el comienzo de cualquier forma de paz para un futuro previsible".
Saddam pertenece al pasado
Corriere della Sera, de Milán: "En Irak nadie salió a las calles, ni para aplaudir ni para protestar contra la ratificación de la condena a muerte de Saddam Hussein. Saddam pertenece al pasado y el presente de la guerra civil en Irak se ve marcado por las típicas nóminas de muertos. Estados Unidos aplaude la condena a la pena capital, Europa demanda que se detenga la mano del verdugo. Y en Italia, el gobierno se inquieta por las repercusiones que podría tener la ejecución de la sentencia en la de por sí difícil reconciliación nacional. Para el propio Saddam sólo queda un pequeño atisbo de esperanza: el presidente iraquí, Talabani, quien todavía debe firmar la sentencia, es contrario a la pena de muerte".