El terrorismo vuelve a la carga
14 de mayo de 2003El momento fue elegido con toda intención. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, llegó este martes a una Arabia Saudita conmocionada por la serie de cuatro atentados perpetrados en la noche, que dejaron por lo menos 90 muertos (entre ellos varios estadounidenses) y cerca de dos centenares de heridos. "Una vez más se nos recuerda que el terrorismo es un fenómeno global", comentó el visitante de Washington a su arribo a Riad, asegurando que "Estados Unidos no se dejará amilanar en su decisión de velar por los intereses de la paz a nivel mundial ".
La mano de Al Qaeda
Tanto Powell como el gobierno saudita coincidieron en su apreciación de que estos sangrientos golpes coordinados llevan la firma de El Qaeda. Los atentados, que causaron estragos en tres urbanizaciones habitadas por extranjeros occidentales y la sede de una empresa de propiedad saudita-norteamericana, tuvieron un claro mensaje: la guerra continúa. Y Arabia Saudita sigue siendo un punto sensible, no sólo porque es el lugar de origen de Osama Bin Laden, quien conserva vínculos familiares en ese país del que fue desterrado en 1994, sino porque el fundamentalismo islámico atrae a mucha gente, especialmente entre la juventud. No es casual que 15 de los 19 autores de los atentados suicidas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington hayan sido de nacionalidad saudí.
Por otro lado, la presencia de bases militares estadounidenses en el país ha sido fuente de tensión desde hace años, alimentando los resentimientos contra la superpotencia occidental y sus aliados. Cabe recordar que soldados norteamericanos fueron blanco de atentados en 1995 y 1996, con un saldo total de 26 muertos y centenares de heridos. El que la Casa Blanca haya resuelto retirar a sus tropas de Arabia Saudita, según anunció a fines de abril el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, por lo visto no ha bastado para aplacar a los extremistas.
Vuelco saudita
La monarquía Saudita, por su parte, se encuentra en una nueva situación. Tras haber escuchado durante meses los reproches de fomentar financiera e ideológicamente el radicalismo musulmán y de haber minimizado el problema del extremismo, el gobierno dio un giro que algunos interpretan como una concesión a Estados Unidos. Por ejemplo, la semana pasada se informó que el rey está dispuesto permitir el funcionamiento de una organización de derechos humanos privada e independiente. Además, hace unas semanas se reconoció por primera vez la presencia del terrorismo islámico en el país.
El hecho fue corroborado por el hallazgo de un nutrido arsenal de armas y explosivos en Riad, el pasado 6 de mayo. Desde entonces se busca a 19 presuntos seguidores de Al Qaeda, entre los que se cuenta un yemenita y un iraquí con pasaportes kuwaití y candiense. Más aún: el gobierno ofreció una recompensa de 50 mil dólares por informaciones que conduzcan a su captura. No sorprende pues que el ministro del Interior, el príncipe Najef, vea vínculos entre ese caso y los sangrientos atentados de anoche.