El Tour no cambia
22 de julio de 2013Hay que empezar con el recuento de los hechos: ninguna prueba positiva de dopaje, un campeón irreprochable (hasta ahora), y millones de espectadores en la carretera. Desde la perspectiva de los organizadores, el balance de la versión centenario del Tour de Francia es brillante. Con ocasión del aniversario se recorrieron paisajes espectaculares como Córsica, Mont-Saint-Michel, Mont Ventoux, Alpe d'Huez y, por primera vez, los Campos Eliseos en función nocturna.
Los responsables de la organización de la carrera están concientes del poder de las imagenes: un escenario grandioso para un deporte grandioso.
Si fuera así de fácil…
La belleza de Francia algunas veces eclipsa las dudas con las que la opinión pública observa la carrera de ciclismo más grande del mundo. No nos engañemos: la reputación del Tour fue mejor en su largo pasado de 110 años de historia. En su propia patria se derrumba la confianza en este evento.
En una encuesta reciente el 40 por ciento de los franceses respondió que le daría lo mismo si la carrera desapareciera. Una cifra alarmante para los organizadores, pero aún así las carreteras por las que circularon los deportistas estuvieron tan llenas como siempre. Aunque resulta difícil comprobar que efectivamente fueron aproximadamente doce millones de espectadores, como dicen los voceros del Tour, al lado de la ruta se agolparon miles y miles de aficionados.
Lo superior es sospechoso
También es difícil comprobar que el ganador del Tour está libre de pecados. El británico Chris Froome superó a todos sus rivales y dominó tanto la montaña como el llano y las pruebas contra reloj. Su ventaja sobre el seguidor inmediato, al pasearse por los Campos Eliseos, era de 5 minutos y tres segundos. Un rendimiento digno de reconocimiento, pues a diferencia de muchos de sus retadores, consiguió estar en forma física óptima durante toda la carrera, y casi no mostró signos de debilidad. Y eso, exactamente, es lo que hace que muchos sospechen.
En las pasadas tres semanas se discutió mucho sobre la condición de Fromme. ¿Son humanamente posibles sus tiempos en las montañas Ax-3-Domaines y Mont Ventoux sin la ayuda de preparados ilegales? La pregunta es difícil de responder, factores como la táctica de carrera, el apoyo del equipo, el clima y el viento, tienen también influencia.
Pese a ello, es sospechoso que los tiempos de Froome fueran más rápidos que los registrados en el pasado por Jan Ullrich o Marco Pantani, héroes caídos del ciclismo por protagonizar escándalos de dopaje.
Inexplicable “resurrección”
Curioso es también el que Chris Froome, en el pasado un corredor promedio, ingresara al círculo de los mejores ciclistas del mundo luego de haber sufrido en el 2011 bilharziasis, una enfermedad infecciosa tropical. Además, en Sky, el equipo que ha dominado la escena del ciclismo en los últimos dos años, trabaja Geert Leinders, figura central de la investigación de dopaje al interior del equipo holandés Rabobank.
¿Son suficientes esos indicios para señalar como culpable a Froome? No. Es el merecido ganador del Tour de France 2013 y debe ser considerado irreprochable, hasta que haya pruebas en su contra.
Las ganas de escándalo
¿Y la carrera misma? El Tour perdió su inocencia ya hace mucho tiempo. Para ser más precisos en 1904, cuando el triunfador, Maurice Garin, fue pillado en compañía de otros competidores cumpliendo parcialmente el recorrido de las etapas en tren, y no en la bicicleta.
„Escándalo“, escribió entonces el diario L´Auto, organizador de la carrera que había descrito en sus páginas a Garin como un “caballero de la carretera” en una edición que se vendió muy bien. Escandalizar y crear héroes, ambas situaciones son parte integral del Tour. Por esta misma razón el Dopaje no acabará con el evento, éste seguirá adelante.