¿El último criminal de guerra nazi?
5 de julio de 2002Por más de 50 años, Friedrich Engel vivió sin mayores contratiempos en Hamburgo. Pero el pasado le dio alcance. A la edad de 93 años, el ex oficial de las tropas SS y encargado del servicio de seguridad nazi en Génova, tuvo que hacer frente a los cargos en su contra, por la matanza de 59 prisioneros italianos. Esta vez no pudo esquivar a la Justicia, como lo hiciera en 1999, cuando un tribunal militar de Turín lo condenó, en ausencia, a cadena perpetua por el asesinato de al menos 246 personas.
Ahora Engel tuvo que comparecer. Ante la corte comenzó a desplegarse, corroborado por testigos, el horror de ese episodio de la guerra. La matanza tuvo lugar después de un atentado, llevado a cabo por partisanos, en el que murieron 5 soldados alemanes en un cine de Génova, en mayo de 1944.
Extrema crueldad
Este tipo de sangrientas represalias no era inusual durante la II Guerra Mundial. El propio Hitler había ordenado que, por cada soldado alemán muerto, habían de pagar 10 enemigos con la vida. Por otra parte, el delito habría prescrito ya, de no mediar agravantes. Por eso el proceso se centró en demostrar la extrema saña y crueldad con que fueron ejecutados los prisioneros italianos. Tras un viaje de una hora al paso de Turchino, fueron fusilados, de 6 en 6, junto a una fosa, en la que caían sobre los cadáveres de sus compañeros muertos.
Aun cuando reconoció que seleccionó a las víctimas, Engel negó haber ordenado la acción. Atribuyó la responsabilidad a la Marina, recurriendo al viejo argumento de haberse limitado a cumplir órdenes. Los escasos testigos que quedan de la época y prestaron declaración, corroboraron sin embargo la versión de la fiscalía. Un médico de 79 años lo inculpó directamente, afirmando que había dado en persona la orden de matar a los prisioneros. Un antiguo miembro de las SS, que envió su testimonio por escrito, indicó por su parte que Engel era considerado "cruel y bestial". Al menos se ganó por esos años el apodo de "carnicero de Génova".
El beneficio de la edad
Desde el momento de los hechos han transcurrido 58 años. Pero sigue impresionando su carácter inhumano, compartido por cierto con tantas otras atrocidades del nacionalsocialismo. La mayoría de sus autores ya han muerto o son demasiado ancianos, de manera que éste será probablemente uno de los últimos juicios por crímenes de guerra nazis que se lleve a cabo. Tanto más valor simbólico tiene la condena, aunque el juez no se haya hecho eco de la fiscalía, que pidió cadena perpetua. A los 93 años, 7 de cárcel resultan más o menos equivalentes.
Engel tiene aún la posibilidad de apelar y de momento no ha sido encarcelado. Es más: es posible incluso que sus abogados logren ahorrarle la estadía en prisión, debido a su avanzada edad. A fin de cuentas, el estado de derecho da cabida a los gestos humanitarios que los criminales de guerra nazis negaron sistemáticamente a sus víctimas.