“Los periodistas no saben de dónde vienen las balas”
3 de mayo de 2018DW: "Vida de Guillermo Cano, el hombre que enfrentó a Pablo Escobar" fue uno de los trabajos premiados en 2017 por la SIP. Justo un especial dedicado al director del diario colombiano El Espectador, asesinado en 1986 por el Cartel de Medellín. ¿Qué significó ese crimen para la prensa latinoamericana?
Ricardo Trotti: El asesinato de Cano despertó a toda América Latina sobre un tema que no era nuevo, pero al que no se le había dado la relevancia, o el enfoque necesario como para que los periodistas fueran conscientes del peligro que ya significaba el narcotráfico. Organizaciones como la SIP, que defienden y promueven la libertad de prensa, empezamos a mirar más allá.
¿Sentó el crimen organizado con ese asesinato un precedente que dio inicio ya a 30 años de persecución de la prensa en América Latina?
Ahí fue cuando la prensa en América Latina empezó a vislumbrar no solo el problema del crimen organizado sino la connivencia con este en instituciones corruptas gubernamentales y privadas. Una corrupción que también se extiende a la vida pública. Ahora, el crimen organizado ha permeado buena parte de las instituciones, como en el caso de México y Brasil. Si bien los sicarios son criminales comunes, los autores intelectuales de muchos crímenes son funcionarios o políticos que buscan callar a la prensa para parar las denuncias. En Colombia, por ejemplo, se empezó a ver la relación de grupos guerrilleros y paramilitares con el narcotráfico.
El narcotráfico genera más muertes en los países en donde surge que en los de los consumidores. ¿Cuál es su impacto directo en el ejercicio periodístico?
En México y Brasil el narcotráfico ha influido en las estructuras del poder judicial y la policía en varios estados. América Latina se encuentra en un estado de retroceso, basta con mencionar el caso de México. Allí, durante la actual campaña política han sido asesinados decenas de candidatos y periodistas. En América Latina desde que celebramos el 3 de mayo de 2017 hasta hoy, han sido asesinados 23 periodistas, la mayoría de ellos en México.
"En Culiacán, Sinaloa, es un peligro estar vivo y hacer periodismo es caminar sobre una invisible línea marcada por los malos que están en el narcotráfico y en el gobierno (…) Uno debe cuidarse de todo y de todos”, dijo el periodista mexicano Javier Valdéz Cárdenas en 2011, cuando recibió el premio del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) a la Libertad de Prensa por publicaciones como "Narcoperiodismo, el libro que relata el drama de la prensa que no se calla”. Valdéz fue asesinado en Sinaloa en mayo de 2017. ¿Es posible sobrevivir allí sin dejar de hacer periodismo?
El asesinato de Valdéz es uno de los más simbólicos en esta tragedia de la prensa y la sociedad mexicanas. Aún así, los muertos que hoy lloramos en la prensa son un pequeño porcentaje de todos los que produce el narcotráfico. La violencia y la inseguridad han crecido en países en donde los poderes políticos han avasallado a los judiciales. La Justicia termina siendo más política y menos efectiva. Eso hace incrementar la impunidad. Los periodistas están siendo, realmente, víctimas del contexto de violencia que sufren las sociedades en el círculo vicioso de a menos recursos, menos independencia y menos Justicia. Se dice que México es, prácticamente, un "narcoestado”.
Debemos apoyar más a los periodistas que reportan desde el interior de México, porque son los más vulnerables y están muy desamparados. Allí los periodistas están menos protegidos que un corresponsal de guerra en donde los bandos están bien delimitados. La guerra contra el narcotráfico es asimétrica; no se sabe de dónde vienen los tiros. En México la autocensura se ha convertido en la única protección de la vida de los periodistas. Pero el Estado es el que está obligado a proteger a toda su población. También es cierto que el caso mexicano no es replicable en otros países, porque cada uno tiene sus propias instituciones.
En Venezuela no se calla a los periodistas con balas sino deteniéndolos, difamándolos, dejando a los periódicos sin papel o cerrando emisoras, canales de televisión o diarios. ¿Qué tienen que hacer los periodistas en Venezuela para informar independientemente?
Los periodistas venezolanos son los más avezados en utilizar las redes sociales. Aprovechan Twitter, por ejemplo, para hacer las denuncias que no pueden hacer los medios tras su cierre. Además son muy audaces sacando informes del país que cuentan la situación interna. Pero muchos que eran independientes, hoy trabajan para el Gobierno. Muchos se han convertido en activistas de uno u otro lado, o propagandistas del Gobierno. Tomar partido es a lo que empujan los gobiernos autoritarios a muchos periodistas.
"Prensa y castrismo, dos viejos contrincantes”, titula un reportaje del portal 14 y Medio.com de Luz Escobar, quien recuerda que "por ley, cualquier intento de difundir noticias o promover opiniones diferentes a las del Gobierno (cubano) puede ser considerado un delito de "propaganda enemiga”. ¿No son 59 años sin libertad de prensa un precio impagable y absurdo?
El caso de la falta de libertad de prensa en Cuba es peor que cualquier otro, porque es ignorado por el romanticismo de una parte del mundo que ha creído en la revolución castrista como antídoto del capitalismo. El castrismo nunca cumplió la promesa de crear más libertad, al contrario. En Cuba nadie puede ser periodista sin licencia del Gobierno.
"Había paz porque la droga se dejaba pasar”, dijo el presidente de Ecuador durante la Cumbre de las Américas, al enterarse del triple asesinato en la frontera colombo-ecuatoriana de un periodista, un fotógrafo y su conductor, trabajadores del diario El Comercio de Ecuador. ¿Vive Ecuador hoy lo que impactó a la prensa en Colombia hace 30 años, cuando la narcomafia mató al director de El Espectador?
Cuando la prensa comienza a hurgar, genera reacciones violentas de los criminales. Los periodistas ecuatorianos iban justamente tras el fondo de las actividades delictivas de la disidencia narcotraficante de las FARC, lideradas ahora por el Guacho, un exguerrerillero ecuatoriano.
Por último, es loable que el presidente Lenin Moreno esté desmontando la ley mordaza introducida por Correa, y que es una de las más lesivas contra la prensa en toda América Latina.
José Ospina-Valencia (er)