Desarrollo eólico en las alturas
28 de junio de 2012Diez por ciento de la electricidad que circula por la red eléctrica germana proviene de la energía eólica; la energía producida por la fuerza del viento. Hasta el año 2020, esta cantidad deberá duplicarse. De hecho, a largo plazo, el Estado alemán planea cubrir el 25 por ciento del consumo de electricidad con energía eólica; lo cual constituye un serio desafío para quienes conciben las instalaciones que le sacan provecho al soplar de la brisa. Jonas Müller, de la empresa alemana Fuhrländer, es uno de ellos.
Müller dirige los proyectos de esta compañía especializada en la producción de ruedas eólicas para tierra firme. Aunque sólo ha estado laborando en este ámbito desde hace cuatro años, ese lapso le ha permitido constatar la rapidez con que las técnicas aplicadas evolucionan. “Cuando empecé a trabajar para Fuhrländer, las instalaciones con torres de 100 metros de altura y una producción de 2 megavatios eran el último grito de la tecnología. Actualmente producimos sistemas con torres de hasta 160 metros y un rendimiento de 3 megavatios”, comenta el ingeniero.
Parques eólicos en los bosques
Hace poco más de un lustro, las centrales eléctricas alimentadas por el viento eran mucho más bajas. Cuando Fuhrländer presentó sus primeras torres eólicas de 160 metros en 2006, adelantándose a las tendencias del sector energético por varios años, rompió un récord mundial. Mientras más altos son los molinos de viento, mayor es su rendimiento porque sus aspas no son afectadas por ráfagas de aire irregulares. Con fines experimentales, el Instituto Fraunhofer de Kassel presentó a mediados de junio una torre eólica de 200 metros.
Jürgen Schmid del IWES –el departamento para la técnica de sistemas energéticos del Instituto Fraunhofer– explica que el objetivo de ese poste gigante es medir las condiciones eólicas a grandes alturas y propiciar la instalación de parques eólicos en los bosques alemanes. Eso habría sido impensable hace algún tiempo porque la espesura del bosque ofrece demasiada resistencia al viento en su trayectoria. Pero, con una altura promedio de 30 metros, los árboles estarían suficientemente lejos de las aspas en movimiento, agrega Schmid.
Buscando las alturas
El afán por buscar las alturas es más marcado entre los fabricantes de ruedas eólicas para tierra firme. No obstante, también el diseño de ruedas de viento para altamar está experimentando una evolución acelerada. Por decirlo de alguna manera: estas instalaciones han aprendido a nadar y se han vuelto más inteligentes. “Nosotros hemos concebido modelos que pueden predecir con relativa precisión cuál será el rendimiento de los molinos de viento al día siguiente”, señala Schmid.
Y eso puede contribuir a pronosticar las fluctuaciones o el grado de inestabilidad propiciada por las energías renovables en la red energética, para luego compensar esos sobresaltos con otras fuentes de energía.
Autores: Greta Hermann / Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina Valencia