Erasmus ampliado: oportunidades e interrogantes
13 de febrero de 2014No importa que, cada año, se le destine más presupuesto, que más países y universidades se adhieran a él, o que se creen más plazas. Cuando llega el momento, Erasmus+ siempre tiene más postulantes que puestos disponibles. La abundante demanda sigue siendo el mejor indicador del éxito que este programa de intercambio estudiantil ha cosechado desde su inicio en 1987 y por el que han pasado ya más de 3 millones de personas. Ahora la iniciativa cubrirá también, sin limitantes ni cuotas, a América Latina.
Erasmus+, cuyo presupuesto ahora se eleva a 14.700 millones hasta 2020, comenzó con el objetivo principal de fomentar la paz y el entendimiento entre las futuras generaciones de europeos, y de contribuir a la creación de una identidad supranacional. Más adelante, la sintonía con el mercado laboral y la posibilidad de atraer a jóvenes talentos de más allá de las fronteras también se han convertido en factores determinantes. Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Essex por Matthias Parey y Fabian Waldinger, que contemplaba datos a lo largo de dos décadas, concluía que Erasmus ha sido una fuerza muy poderosa al momento de fomentar la movilidad laborar, y que aquellos estudiantes que tomaban parte en el programa eran hasta 20% más proclives a, posteriormente, trabajar en el extranjero. Aunque sus autoridades han insistido muchas veces en que Erasmus+ no tiene ningún interés en suscitar “fugas de cerebros” hacia de Europa, es probable que esta incidencia en la movilidad laboral se note también en América Latina.
Para un mundo cambiante
Las autoridades europeas ven también en Erasmus+ una forma de contribuir al desarrollo fuera de Europa. La Unión Europea- sobre todo Alemania e Inglaterra-, sigue firmemente posicionada entre los principales destinos educativos para los universitarios latinoamericanos que desean cursar parte de su carrera, o posgrados, fuera de su país. En los últimos diez años, América Latina tomaba parte de Erasmus, pero principalmente en el área de posgrados, por lo general con proyectos vinculados a la ayuda para el desarrollo y a través de convenios con instituciones europeas, que estipulaban además requisitos muy específicos para los postulantes. Unos 8 mil estudiantes latinoamericanos participaron de esta iniciativa. Se espera que, ahora, este número crezca exponencialmente.
Latinoamérica constituye igualmente un área de gran importancia para proyectos como Erasmus. Según diversos estudios, como “Making a difference”, de Bob Goddard, la cantidad de estudiantes universitarios se duplicará en el mundo para 2025, superando los 260 millones de personas, lo que aumentará aún más la demanda de programas de estudios internacionales. La mayor parte de este crecimiento se producirá en zonas en desarrollo y América Latina, después de China y el Sudeste Asiático, sería la tercera zona con mayor número de estudiantes para entonces. Erasmus representaría para ellos una gran oportunidad. Para los estudiantes europeos, América Latina -una zona de relativa estabilidad y una economía en crecimiento, con dos de los idiomas con mayor cantidad de hablantes en el mundo, culturas populares atrayentes, gran atractivo turístico y una histórica relación con Occidente-, constituye un destino lógico.
Escenario conocido
Desde su fundación, el programa ha demostrado ciertos patrones que suelen verse en la mayoría de programas similares. Los países con mayor población, como Alemania y España, tienden a ser aquellos que más participantes tienen en el programa. Los más pequeños, como Letonia o Luxemburgo, tienden a tener el porcentaje de participantes más elevado, con relación al tamaño de la población. Los que más estudiantes reciben suelen ser aquellos que también son los más populares para el turismo mundial, como España, Francia e Italia, en el caso de Europa. También hay casos particulares, como Inglaterra, que, por motivos que nadie consigue explicar claramente, apenas envía la mitad de estudiantes de los que recibe. Lo más probable sería que estos mismos patrones se repitan ahora con América Latina. Ahora, las puertas en ambos continentes están abiertas.