¿Sin Bin Laden no hay Al Qaeda?
3 de mayo de 2011
Con Osama Bin Laden, la red terrorista de Al Qaeda no sólo perdió a su líder, sino también a una figura de gran valor simbólico. Sin embargo, la organización terrorista mundial no ha quedado acéfala. Su segundo jefe máximo es el pediatra egipcio Aymann al Zawahiri, quien en los últimos años difundió unas cinco veces más mensajes terroristas que el mismo Bin Laden. Fue él quien condecoró a los responsables del ataque del 11 de septiembre como ‘Caballeros bajo la bandera del profeta'.
El poder de los representantes de Bin Laden
Según expertos, Zawahiri huyó hacia la región fronteriza pakistaní de Vasiristán del Norte y que allí cuenta con la protección de las tribus pastunes. Se dice que, en 2004, Zawahiri apenas logró huir del ejército pakistaní a través de un túnel. Y se pone en duda que actualmente disponga de una amplia autoridad de mando en el aspecto operativo.
Cuando se produjeron los atentados del 11 de septiembre, Zawahiri formaba parte del estrecho círculo de líderes que rodeaban a Bin Laden, una especie de gabinete en las sombras en el que a cada miembro le correspondía un área de responsabilidad bien definida, como, por ejemplo, el aspecto ideológico, la logística o las finanzas.
Pero Al Qaeda fue perdiendo, debido a la gran presión que significaba su persecución a gran escala, esa estructura organizativa rígida. Actualmente, esa red terrorista internacional es más bien una organización ideológica que abarca a una cantidad de focos regionales.
Aparte de la ideología yihadista y de la disposición a llevar a cabo golpes terroristas sangrientos, Al Qaeda sólo cuenta con pocas características comunes en cuanto a su estructura. El experto británico en terrorismo Michael Chandler lo expresa de la siguiente manera: “Persiguen la ideología de la yihad, pero sus actividades son de carácter regional”.
Una ideología común y actividades individuales
Ya se trate de Abu Sayyaf en Filipnas, de Jemaah Islamiya en Indonesia o de Al Qaeda en el Magreb, todas estas agrupaciones terroristas operan, en su mayoría, en forma autónoma y financian sus actividades, de acuerdo con estimaciones de los servicios secretos, por sus propios medios. “Actúan localmente y su importancia se define por los efectos de sus atentados a nivel regional”, explica Michael Chandler.
Eso también está relacionado con el hecho de que Khalid Sheikh Mohammed y Ramzi Binalshibh, los principales instigadores de los atentados del 9/11, junto con dos otros líderes, se encuentren presos en la cárcel de máxima seguridad de Guantánamo. En principio, se parte de que cerca de un diez por ciento de los casi 200 prisioneros de Guantánamo pertenecen al núcleo "duro" de Al Qaeda.
El nuevo ministro estadounidense de Defensa y actual jefe de la CIA, Leon Panetta, cree que Al Qaeda sigue siendo, hoy como ayer, el mayor peligro mundial que acecha a EE. UU. y a sus aliados. “Sus líderes en Pakistán siguen planeando atentados contra nosotros. Sus socios y seguidores en Irak, en el norte y este de África y en la Península Arábiga todavía conciben planes destinados a amenazar a nuestros países y a nuestra capacidad de supervivencia”, señala Panetta.
Irak y Afganistán siguen siendo objetivos estratégicos
Especialmente en Irak, la red de Al Qaeda ha desarrollado a lo largo de los años un enorme poder operativo de combate, si bien la meta estratégica de los yihadistas, es decir, tomar el control de todo un país, no se ha vuelto realidad hasta ahora ni siquiera de manera aproximada.
Abu Musab al Zargawi, el líder de Al Qaeda en Irak, murió en 2006 durante un ataque aéreo selectivo de EE. UU. Desde entonces, aunque aún se siguen produciendo atentados de terroristas suicidas en Irak, los golpes de terror masivos, como los perpetrados contra el cuartel general de las Naciones Unidas en agosto de 2003, son la excepción. Y también se estima que la capacidad operativa de Al Qaeda en Irak está diezmada. Sin embargo, las células iraquíes de Al Qaeda siguen siendo capaces de ejecutar atentados suicidas de consecuencias devastadoras.
El más buscado: el Mulá Omar
El jefe afgano talibán Mulá Omar es, luego de la muerte de Osama Bin Laden, uno de los terroristas más buscados en todo el mundo, a pesar de que importantes líderes talibanes de Afganistán aseveraron recientemente haberse distanciado de Al Qaeda.
Aunque podría tratarse de una afirmación puramente táctica, en la medida en que los talibanes se conviertan nuevamente en un socio en las negociaciones con Occidente a partir de la inminente retirada de tropas de la ISAF, su interés común con los objetivos terroristas podría llegar a desvanecerse.
La desaparición de Osama Bin Laden ha debilitado seguramente a Al Qaeda, pero la red terrorista hace tiempo que dejó de depender de un líder en cuanto a sus posibilidades operativas. Y mucho menos de uno cuya eficacia era, en síntesis, un resultado del mito creado a su alrededor.
Autor: Daniel Scheschkewitz/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz