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Esquiar junto al Rin

27 de octubre de 2002

Düsseldorf se convirtió este fin de semana en un centro de deporte invernal, para el inicio de la copa mundial de esquí nórdico. Pero un huracán barrió con la competición y las esperanzas de conseguir puntos.

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Esquiadoras en la pista artificial de Düsseldorf, antes del huracán.Imagen: AP

Los franceses dieron el ejemplo en el verano, transformando las orillas del Sena en una playa, con arena, sillas de lona y hasta palmeras. Los alemanes, para no ser menos, convirtieron la ribera del Rin nada menos que en una pista de esquí.

Fantasía nevada

Más de un centenar de camiones transportaron 3.500 metros cúbicos de nieve a la ciudad de Düsseldorf, convertida este fin de semana en una fantasía invernal. Lógicamente fue un espectáculo para lugareños y turistas, que ni siquiera en pleno invierno están acostumbrados a ver semejante paisaje en la zona, de clima más bien templado y a sólo 30 metros sobre el nivel del mar. Pero la intención no era sólo divertir a la gente con un paisaje artificial.

El enorme despliegue se llevó a cabo para celebrar por primera vez el inicio de una copa mundial de esquí nórdico en una gran urbe de Alemania. Para ello hubo que habilitar una pista de 650 metros de largo, con nieve artificial producida en la localidad vecina de Neuss, donde una empresa ofrece la posibilidad de esquiar todo el año dentro de unas instalaciones especiales.

Más de 350.000 espectadores presenciaron las carreras que se iniciaron el sábado, en las que nadie pareció notar la ausencia de las altas cumbres, reemplazadas aquí por edificios, ni extrañar el frío. Por el contrario: con temperaturas cercanas a los 14 grados, deportistas y aficionados estaba a sus anchas.

La ira de los dioses

Sin embargo, los dioses de la meteorología a todas luces no vieron con buenos ojos que se les intentara burlar, plagiando un invierno en el lugar y la fecha que no corresponden. Lanzaron su venganza de inmediato, con vientos huracanados de hasta 150 kilómetros por hora, que obligaron a suspender la competición.

"Nos habíamos preparado muy bien pero, ante semejante tempestad, no podemos hacer nada", se lamentó el director técnico del espectáculo, que tuvo un costo de un millón de euros. También los dirigentes de la Federación Internacional de Esquí coincidieron en que no quedaba más remedio que poner fin a la carrera, en vista de que pancartas y paraguas comenzaron a volar por los aires y a tambalearse las instalaciones de los equipos de televisión. La seguridad tiene prioridad.

En el aspecto deportivo, en suma, los esquiadores no consiguieron los puntos que habían venido a buscar a Düsseldorf , válidos para la copa mundial de esquí nórdico. Pero el espectáculo dejó encantados a quienes alcanzaron a disfrutarlo, el sábado y el domingo por la mañana, de manera que probablemente no falten las propuestas de repetirlo.