¿Vienen los eurobonos?
28 de noviembre de 2011Las alarmas no paran de sonar en la eurozona. No sólo porque los réditos de los bonos italianos y españoles siguen a un nivel peligrosamente alto; ahora también porque Francia, Holanda, Finlandia y Austria –países que como Alemania gozan de la mejor calidad crediticia- tienen que aceptar una prima de riesgo mayor por sus títulos de deuda. Y porque Alemania -el último islote de paz- no pudo encontrar, la semana pasada, suficientes compradores para sus bonos a diez años.
Tres variantes
Si los países de una unión monetaria no pueden refinanciarse o las condiciones del mercado financiero son muy malas, pensar en emitir bonos conjuntos es de cajón. La Comisión Europea ha pensado en tres variantes. La primera: en vez de que cada país emita sus bonos, que se emitan sólo bonos conjuntos; todos responden por las deudas de todos. La segunda: las deudas de cada país se vuelven comunes sólo hasta el nivel del 60 por ciento del producto interno bruto (PBI). Los déficits que sobrepasen ese tope corren por cuenta y riesgo de cada país. Y tercera, la versión suave del eurobono: cada país responde en determinada medida por los bonos comunes emitidos.
La canciller sigue en sus trece
En las tres variantes, los países con alto nivel de deuda se beneficiarían, pues seguramente tendrían que pagar menos intereses. En cambio, para los alemanes éstos subirían. No es de admirarse, entonces, que la oposición al eurobono se encuentre primordialmente en Alemania. Según explicó a DW Max Otte, especialista en finanzas, “se trata de un conflicto sistémico entre los países del norte y los del sur y entre ahorrar y emitir deuda”. Si ahora, bajo presión, se logra introducir los eurobonos, Otte teme que endeudarse se vuelva demasiado fácil.
Exactamente por este motivo, la canciller Merkel sigue en sus trece y no quiere acceder al eurobono. En el Bundestag, el Parlamento Alemán, dio rienda suelta a su enfado por la precipitación de la Comisión Europea: “El efecto será que se crea que con una deuda en común vamos a solucionar los errores estructurales de la unión monetaria europea. Precisamente eso es lo que no va a pasar”.
Primero cambio en los tratados
Lo que pasa es que Merkel quiere acometer primero los errores estructurales. Junto con su más importante aliado, el presidente francés Nicolás Sarkozy, quiere presentar propuestas de cambio de los tratados de la Unión Europea, antes de la cumbre del 9 de noviembre. Se trata básicamente de los derechos para intervenir en los presupuestos nacionales. Es decir, cada país de la zona euro deberá presentar sus planes de presupuesto primero a la Comisión Europea, al Parlamento Europeo o a alguna nueva instancia antes de que los parlamentos nacionales den su visto bueno. Esto pondría fin al endeudamiento desbridado y evitaría crisis de las dimensiones de la actual.
Con ello se dan los primeros pasos hacia una unión fiscal. Si Merkel, que se ha especializado en gerenciar crisis, lo lograse, abandonaría su reticencia a los eurobonos, opina Udo Steffens, de la Frankfurt School of Finance. “No se trata tanto de un sí o un no a los eurobonos”, explica Steffens a DW; se trata más bien del cuándo, del momento oportuno. La canciller teme que si suelta esa carta, poniendo en juego la capacidad de crédito alemana, los países del sur no sentirán más que urge hacer reformas.
Estrategia peligrosa
Visto así, los eurobonos son el as que obligará a los países europeos a entregar mayores competencias a la UE. Con todo, esta estrategia conlleva riesgos. Uno de ellos: el Tribunal Constitucional podría cruzarse en los planes de la canciller, aun cuando todos los países estuviesen de acuerdo, pues los jueces de Karlsruhe son muy puntillosos con la cantidad de competencias que Berlín traslada a Bruselas. Otro: que por esperar, se pase el momento oportuno; en ese caso, el paciente euro morirá antes de que los médicos se hayan puesto de acuerdo en cuál es la medicina apropiada.
Autora: Zhang Danhong/Mirra Banchón
Editor: Enrique López