Europa aplaude a Lula
28 de enero de 2003Muy lejanos parecen los tiempos en que el nombre de Luis Inacio "Lula" da Silva era para muchos sinónimo de peligro para la estabilidad económica y financiera del gigante del Mercosur. Los brasileños lo habían comprendido ya durante la campaña electoral y ahora también en el escenario internacional se impone la evidencia: el otrora "terror del empresariado" y de los organismos financieros, se ha convertido en un estadista fiable y en una promesa de estabilidad en América Latina, sacudida por las crisis sociales, políticas y económicas. En consecuencia, tanto en Alemania como en Francia se lo ha recibido con elocuentes gestos de respaldo.
Transición "ejemplar"
Así pudo constatarlo este martes en París, donde el presidente Jacques Chirac subrayó su confianza en la política económica del nuevo gobierno brasileño. El mismo tenor acompañó en la víspera su paso por Berlín. El canciller alemán, Gerhard Schröder, destacó el respeto con que su gobierno ha observado como, en tan corto tiempo, el presidente Da Silva ha conseguido poner en marcha políticas económicas promisorias. Y, por si pudiera caber alguna duda, el ministro germano federal de Finanzas, Hans Eichel, tampoco escatimó en elogios a la "ejemplar" transición que tuvo lugar en el gobierno de Brasil. Algo que, a juicio de Eichel, disipó muchas inseguridades surgidas antes de los comicios y contribuye a la estabilidad de los mercados financieros.
Uno de los grandes méritos de "Lula" ha sido moderar su posición sin desdecirse de sus planteamientos de fondo en favor de una mayor justicia social. El periódico francés Le Monde aplaudió, por ejemplo, el valor intelectual y político del mandatario brasileño al presentarse con el mismo discurso en el Foro Social Mundial de Porto Alegre y en el encuentro que sostuvo la elite económica mundial en Davos.
Figura internacional
Avalado por esta prueba de integridad política, Da Silva también crece como figura internacional. Más allá de los esfuerzos que ha emprendido a nivel regional, en un intento por buscar salida al conflicto venezolano, la voz del presidente de Brasil también encuentra eco en Europa. Por ejemplo, en lo tocante a la crisis iraquí, quedó de manifiesta una amplia coincidencia con sus interlocutores galos en cuanto a que le corresponde al Consejo de Seguridad de la ONU decidir sobre las medidas que se adopten.
Incluso en el delicado tema del proteccionismo, "Lula" encontró puntos de afinidad con su anfitrión, Chirac. Ambos criticaron las prácticas proteccionistas estadounidenses, demandando justicia en las relaciones comerciales. Y esto en el propio París, principal bastión de las subvenciones agrícolas europeas. El presidente francés, en todo caso, se esforzó por convencer a su huésped de que el mayor volumen de tales subvenciones no corresponde a Europa, sino a Estados Unidos. Cualquiera haya sido el resultado real de esos esfuerzos, lo cierto es que las conversaciones reflejaron sobre todo coincidencia y cordialidad, al igual que en Alemania. En suma, el presidente brasileño pudo anotarse varios puntos a favor, en su debut en el viejo continente.