¿Europa extorsionada por la Libia de Gaddafi?
22 de febrero de 2011Mientras el líder libio Muammar al Gaddafi se encuentra atrincherado en un cuartel en Trípoli y sólo tiene el control de tres puntos militares del país (según Abdulmoneim al Honi, ex representante del gobierno libio), la Liga Árabe y Naciones Unidas han convocado a reuniones de emergencia. La Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha solicitado una investigación internacional sobre la represión contra los manifestantes antigubernamentales en Libia, diciendo que podrían ser crímenes de lesa humanidad.
Mientras tanto, diplomáticos libios en Naciones Unidas y varios países rompen con Gaddafi y piden a los países extranjeros que apoyen a los manifestantes antigubernamentales, que piden el final de sus 41 años en el poder. La violencia se extiende; los muertos se cuentan por cientos; de 233 hablan grupos de defensa de los derechos humanos; 560 han sido las víctimas mortales, según fuentes de la oposición.
La UE condena
La víspera, el 21 de febrero, los ministros europeos de Exteriores reunidos en Consejo en Bruselas condenaban la violencia contra los manifestantes; la Alta Representante de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Catherine Ashton, hizo manifiesta su indignación por la brutal represión: “Condenamos la represión de las manifestación en Libia y acusamos a los responsables de la violencia y la muerte de los civiles”. Por otro lado, así el comunicado oficial, la UE estaría lista para lanzar "una nueva asociación" en sus relaciones con los países al sur del Mediterráneo "para apoyar el proceso hacia la democracia, el desarrollo económico y social y reforzar la estabilidad regional".
Complejas relaciones con el vecino
¿Una nueva asociación? Es que para la UE hay mucho en juego: hay intereses comerciales, suministro de hidrocarburos y también se trata del tema de las corrientes migratorias. Si bien es cierto que la presión en las costas ha mermado por los acuerdos y el endurecimiento de los controles, decenas de miles inmigrantes ilegales tratan de llegar desde las norteñas costas de Túnez y Libia a las islas cercanas a Italia cada año.
Por ello, el Gobierno libio ha amenazado con dejar sin efecto los acuerdos que tiene con la UE en cuanto a seguridad de fronteras, si los europeos seguían apoyando a los manifestantes. Werner Hoyer, subsecretario en el ministerio alemán de Exteriores, expresaba su indignación: “la Unión Europea no puede dejarse extorsionar”.
No obstante, los países directamente afectados por el fenómeno, los que tienen costas en el Mediterráneo, ven la cosa de otra manera: “No es una amenaza. Tan pronto hay una región inestable, las fronteras sienten la presión, como lo vimos en Túnez”, decía al margen del Consejo, Toni Borg, ministro maltés de Exteriores. La mayoría de los migrantes de África del Norte ponen primero rumbo a Italia, y por eso el gobierno italiano tiene especial interés en que las relaciones se estabilicen.
¿Qué hacer?
“Las amenazas de Gaddafi en cuanto a la ola de refugiados que llegaría a Europa si la UE deja de apoyar su régimen son tan cínicas como vacuas. Sólo muestra que la política europea de refugiados tiene que ser revisada”, declara por su parte la portavoz de los Verdes en el Parlamento Europeo, Franziska Brantner. Clara es la postura del grupo en cuanto a lo que cabría esperar de una Europa que vela por los derechos humanos y la democracia: cortar inmediatamente el fondo de cooperación de 50 millones de euros para la protección de las fronteras.
El 5 de octubre la Comisión Europea firmó un acuerdo de cooperación con Libia, que prevé apoyo europeo para el control de fronteras y de las corrientes migratorias.
Esperando, ¿para actuar cómo?
En el contexto del Consejo, por su parte, Carl Bildt, el ministro sueco de Exteriores, enfocó el futuro: “No se trata sólo de apoyar ahora a Túnez y a Egipto –lo cual es sumamente importante- o de ver qué podemos hacer en Libia. Se trata de abrir, a largo plazo estas economías y estas sociedades. De lo contrario, volverá a haber disturbios, por años y años”.
Sin menoscabar la vital importancia de la visión a largo plazo y con miras a una estabilización de la región, representantes de la prensa reunidos en la Comisión Europea indagaban por las medidas a tomar a corto plazo: las respuestas fueron vagas.
¿Una condena por crímenes contra la humanidad? Competencia de la ONU. ¿El mecanismo de cláusula de protección temporal a corrientes de migrantes que buscan refugio en Europa por conflictos en su país de origen? No se puede poner en marcha mientras no haya hechos concretos; “aún no estamos frente a una crisis humanitaria”, dijo un portavoz de la Comisión. En cuanto a los anuncios de corte de suministro de gas libio a Italia y a España no son preocupantes. “El mercado europeo tiene suficiente gas a disposición y el suministro libio cubre sólo una mínima parte de las necesidades de Italia y España”, afirmaron los portavoces de la Comisión Europea.
Así las cosas, Europa mira preocupada y atenta los acontecimientos en Libia, prepara su ayuda humanitaria. “Exijo a las autoridades libias cesar toda violencia contra los manifestantes; deploramos las pérdidas de vidas en Libia. Es nuestra responsabilidad como parlamentarios el estar junto a la gente que, sin tener en cuenta el precio están luchando por sus libertades fundamentales” declaraba el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek. Mientras tanto la misión Hermes, de la policía de fronteras Frontex, empezaba sus acciones de protección de las costas italianas y, desde Cairo, la jefa de la diplomacia europea, anuncia un congelamiento de las negociaciones del acuerdo con Libia.
Autora: Mirra Banchón (ebs, dpa/rtr)
Editor: José Ospina Valencia