Explosiones matan a decenas de personas en Irak
3 de septiembre de 2013
La campaña insurgente de los islamistas sunitas, vinculados muchos de ellos a Al Qaeda, no cede en Irak, donde este martes (03.09.2013) nuevamente la violencia se cobró la vida de al menos 67 personas, tras una serie de explosiones de coches bomba en Bagdad, específicamente en barrios de mayoría chiíta, de acuerdo a médicos y policías.
La explosión más letal se produjo en el vecindario de Talbiya, en el norte de la capital iraquí, donde un coche bomba mató a nueve personas que circulaban por una calle atestada. Fue solamente el comienzo de una seguidilla de al menos 11 detonaciones en distintos barrios, donde en total perdieron la vida al menos 50 personas en un lapso de dos horas.
En horas de la tarde, en tanto, dos coches bomba explotaron cerca de una zona de Bagdad llena de restaurantes y tiendas en el barrio chiíta de Sadr City, donde tres personas perdieron la vida. Otras seis murieron en una explosión en una estación de policía en Sadiyah, donde además otras quince quedaron heridas. En una plaza de Karradah, en tanto, seis personas perecieron en otro atentado.
Responsabilizan a guerra en Siria
Un vendedor en una tienda de ropa manifestó a la agencia AP su malestar por la aparente incapacidad del régimen gobernado por el primer ministro Nuri al-Maliki para detener la oleada de atentados, a pesar de las sucesivas redadas contra los insurgentes. “Nos estábamos sintiendo un poco más seguros en los últimos días, porque estuvo relativamente tranquilo, pero ahora volvió la violencia”, dijo Karim Sami.
Si bien nadie se ha responsabilizado por los ataques, el sello que cargan los relaciona con Al Qaeda: explosiones coordinadas en áreas repletas de civiles o directamente contra objetivos de las fuerzas de seguridad. Por su parte, las autoridades iraquíes aseguran que la violencia sectaria que afecta a Siria también repercute en Irak, donde los bandos sunitas y chiítas suelen tener diferencias.
También en Irak, un equipo de Naciones Unidas informó que contabilizó 52 cuerpos en una morgue improvisada en un campo de disidentes iraníes situado en Irak, donde la mayoría de las víctimas presentaba heridas de bala y las manos atadas. El grupo disidente Mujahadin-e-Khalq (MEK, por su sigla original) culpó al Ejército iraquí por el baño de sangre ocurrido el domingo 1 de septiembre, pero un asesor del primer ministro Nuri al-Maliki, cuyo Gobierno es cercano a Irán, dijo que las acusaciones carecían de fundamento.
DZC (Reuters, AP, dpa)