Exposición: Olga Costa. Apuntes de Naturaleza 1913-2013
Por vez primera vez, el Museo del Palacio de Bellas Artes en Ciudad de México muestra el trabajo de Olga Costa, considerada una de las pintoras más importantes de la Escuela Mexicana.
Autorretrato 1947
Uno de los módulos de la exposición “Olga Costa. Apuntes de la naturaleza 1913-2013” se titula “Retratos y Autorretratos”. En él se encuentran pinturas como ésta y un busto cerámico realizado por Francisco Zúñiga. En este cuadro, Olga destaca sobre todo sus facciones caucásicas, haciendo notorios el rojizo de su pelo, lo claro de sus ojos y lo blanco de su piel.
Caserío
Este “Caserío” en la ciudad de Guanajuato, que data del año 1955, es uno de los cuadros más interesantes de Olga Costa y marca una postura filosófica de la artista. Su sentido estructural y los planos de color usados la convierten en una impresión meramente geométrica que la emparenta con el cubismo analítico.
Hermanitos
A pesar del machismo de la época, Olga Costa muestra en “Hermanitos” a un niño cargando a otro en su pecho y dentro de un rebozo, prenda de uso exclusivamente femenino. Este cuadro revela el sentido social y nacionalista de Olga Costa y su ideología de izquierda.
Corazón egoísta
Este cuadro de la colección privada de Andrés Blaisten ha sido considerado una alegoría de México: con los colores y un nopal atravesado por una daga, que hace referencia al águila de la bandera mexicana. Este cuadro fue creado en el mismo año que “La vendedora de frutas” con abismales diferencias en el uso del color.
La niña de las palmas
A lo largo de la producción de Olga Costa hay elementos notorios que se encuentran una y otra vez. Uno de ellos es la ausencia de drama en las escenas representadas, como bien se puede apreciar en “La niña de las palmas”, cuya mirada se pierde en el horizonte y su encorvado la hace parecer cansada. Olga, además, se interesa mucho por la cultura indígena de México.
Flores secas
“La naturaleza muerta, muerta” es otro de los nódulos de la exposición y hace referencia a uno de los cuadros de la artista con el mismo título. Olga Costa estipula que desde el punto de vista absoluto hay un momento donde el género que conocemos como naturaleza muerta no lo es del todo.
Isla en el aire
A pesar de que su padre, el músico ruso-alemán Jakob Kostakowsky, quería que Olga también se dedicara a la música; durante sus clases en el Anfiteatro Simón Bolívar la joven quedó tan impresionada con los murales de Diego Rivera que decidió convertirse en pintora.
La Valenciana
Olga Costa vivió muchos años en la ciudad de Guanajuato con su esposo José Chávez Morado. Pinturas como esta mina “La Valenciana” o “Caserío” son muestras del amor que le tenía a la ciudad y de lo mucho que la cautivaron los paisajes de la misma.
Tehuana con sandía
A su llegada a México, Olga Costa quedó impactada por el colorido de las casas y la vestimenta tradicional, el bullicio, la comida, las flores, muy diferente de lo que estaba acostumbrada en su infancia en un Berlín más bien de color gris. En “La Tehuana” muestra uno de los trajes regionales más conocidos de México usado por las mujeres de la etnia zapoteca, que habitan el Istmo de Tehuantepec.
Hombre desnudo (José Chávez Morado)
Esta pintura muestra al esposo de Olga Costa, el conocido artista José Chavez Morado. Se casaron en 1935, pero nunca tuvieron hijos. En Guanajuato fundaron la Casa de Arte Olga Costa-José Chávez Morado. Esta exposición, sin embargo, intenta aislar a Olga de José, para presentarla como una artista independiente, cuyo devenir plástico es distinto y casi contrario al de su marido.
La vendedora de frutas
La vendedora de frutas es el cuadro más famoso de Olga Costa. Su tamaño y calidad son tan grandes que en exposiciones alrededor del mundo llegó a desplazar incluso obras de la propia Frida Kahlo. La pieza original tendrá su propia sala en el Museo del Palacio de Bellas Artes para no robar la atención del público de las otras 73 piezas.
Busto Olga Costa
Francisco Zúñiga es autor de este busto de Olga Costa, quien no sólo en esta pieza, sino también en sus autorretratos siempre mantiene una postura seria y poco expresiva. A diferencia de su amiga Frida Kahlo, Olga siempre mantuvo un perfil bajo, tanto en la sociedad como en la política.