Extranjeros en tiempos de elecciones
21 de junio de 2005Cobijados en el reglamento de nacionalizaciones vigente desde comienzos del año 2000, 800.000 extranjeros han optado por la nacionalidad alemana; 200.000 hijos de extranjeros, nacidos en el país, la han recibido automáticamente. Así lo informa la encargada de Migración, Marieluise Beck. Estas cifras son mayores que el total de nacionalizaciones en los 20 años previos a la reforma introducida por el actual gobierno socialdemócrata-verde. De "aporte importante a la integración legal, pero también a la vida política de la sociedad democrática" la califica Beck.
Con motivo de la edición de un folleto explicativo acerca de "Cómo hacerme alemán", el gobierno ofrece un balance de los resultados de la nueva ley de migración. Aunque está claro que en tiempos de elecciones los logros del régimen saliente suelen ser magnificados y colocados en el podio de los triunfadores, es un hecho que durante el actual gobierno, la ley de migración y extranjería dio varios pasos favorables a la integración de extranjeros. Pasos que eran necesarios desde hacía tiempo.
La ley anterior
En una histórica reforma se cambió la vetusta ley de sangre que determinaba, en exclusiva, la adquisición de la nacionalidad alemana. Con "extranjeros", en su mayoría turcos en segunda y tercera generación, cambiar la ley era un imperativo para lograr la tan mentada integración. Más aún, teniendo en cuenta que esos extranjeros fueron invitados a trabajar en Alemania cuando acuciaba la falta de mano de obra.
La ley del 2000
La ley actual dispone que un extranjero puede optar por la ciudadanía alemana después de ocho años de residencia legal en el país, siempre y cuando se declare a favor de los derechos democráticos y constitucionales, demuestre dominar el idioma alemán, pruebe que puede asumir su manutención y no tenga antecedentes penales. Los hijos de extranjeros nacidos en Alemania tienen automáticamente la nacionalidad del país y la de sus padres, hasta los dieciocho años cuando deben optar por una de las dos.
Para buena parte de la CDU/CSU, flexibilizar las políticas de migración nunca fue una muy buena idea. Naturalmente en campaña electoral y con altos índices de desempleo, el tema de la migración se esgrime como arma: una amenaza para el mercado laboral serían los inmigrantes, invitados en masa por el gobierno SPD/Verdes. Sin embargo, "el problema de Alemania no es la migración, menos aún la inexistente inmigración masiva", reconoce y puntualiza la política conservadora Rita Süssmuth.
"Con más de cinco millones de desempleados, Alemania no necesita de inmigrantes", declaran insistentemente varios líderes de la unión conservadora CDU/CSU, quienes en caso de llegar al poder ofrecen ponerle un freno y concentrar las energías en integrar a los que ya están aquí. Vengan del ala que vengan, tales declaraciones "son populistas e incentivan la xenofobia", puntualizan líderes sindicales.