Francia: "no hay alternativa a trabajar más"
23 de septiembre de 2010La reforma al sistema de pensiones impulsada por el presidente francés Nicolás Sarkozy volvió a provocar protestas en toda Francia por segunda ocasión en un mes, afectando aeropuertos, transportación ferroviaria, escuelas, correos e incluso gasolineras del consorcio Total. Se estima que tres millones de personas participaron en la huelga general de 24 horas que entró en vigor desde anoche y que tuvo como objetivo detener la reforma al sistema de pensiones cuyo principal componente es la prolongación de la edad de jubilación.
El gobierno galo prevé elevar la edad de jubilación de 60 a 62 años a partir de 2018 para los que hayan realizado sus aportaciones durante al menos 40,5 años. Además, los que no hayan trabajado el número de años necesarios no recibirán la pensión completa hasta los 67 años, cuando actualmente pueden reclamar este derecho desde los 65 años. Sondeos publicados indican que el 63 por ciento de los franceses apoya las protestas.
Falta de imaginación en sindicatos
Sin embargo todo apunta a que entrará en vigor la reforma a más tardar a finales del otoño. Analistas señalan que el principal problema ha sido la falta de imaginación de los sindicatos al proponer alternativas para financiar las jubilaciones. Nadie ha formulado una propuesta para superar el gigantesco déficit existente en las cajas de jubilaciones sin prolongar la vida laboral de los trabajadores. Algo que incluso comparte el Partido Socialista (PS) francés, mayoritario en la oposición.
"No hay alternativa a trabajar más tiempo”, dijo el ministro del Trabajo Eric Woerth, responsable de introducir la reforma en el Parlamento. Actualmente cada jubilado francés es respaldado con las cotizaciones de 1,8 trabajadores. Hace treinta años cotizaban casi cuatro por cada jubilado. Adicionalmente la esperanza de vida aumenta y actualmente es de 77,8 años en varones y de 84,5 años en mujeres.
Reformas en Europa
En Europa la mayoría de los países han introducido reformas desde hace tiempo. En Alemania las cuentas tampoco cuadran. La reforma introducida por el gobierno de la canciller Angela Merkel afecta sobre todo a la generación del baby-boom, los nacidos entre 1960 y 1968, que tendrán que trabajar ya no hasta los 65 sino hasta los 67 años, a través de un sistema escalonado que entrará progresivamente en vigor a partir de 2012.
Además de Alemania otros países como Dinamarca y el Reino Unido han aumentado la edad de jubilación de manera escalonada hasta los 67 y 68 años respectivamente. Y aunque entre los países de la Unión Europea hay diferencias en la edad de jubilación de acuerdo al género, nadie se salva de trabajar más, tampoco los franceses.
Autora: Eva Usi/ Agencias
Editor: Pablo Kummetz