Fuga de capitales en el sur de Europa
29 de febrero de 2012“El balcón es un poco pequeño, pero no importa”, dice Politis Dimitrios. Las cámaras del canal público alemán SWR le acompañan. Y también la agente inmobiliaria Vivien Hermel. “¿Ha aumentado el número de clientes griegos?”, preguntan los reporteros. “¡Desde luego!”, contesta Hermel.
Como Dimitrios, muchos sureuropeos buscan en estos turbulentos tiempos un lugar en el que poner a salvo su dinero. La filial bancaria de confianza ha dejado de serlo. Si tan siquiera la todopoderosa canciller alemana, Angela Merkel, puede dar garantías de éxito, ¿cómo culpar al común ciudadano de que no se fíe? Sus euros podrían volverse dracmas de la noche a la mañana, y perder gran parte del valor. Cuatro paredes en Berlín son una inversión segura. Y un problema para los países del sur de Europa.
No todo lo legal es moral…
TARGET2, tras cuyas siglas se esconde el larguísimo nombre de Trans-European Automated Real-time Gross Settlement Express Transfer System, recopila datos acerca de las transacciones que se llevan a cabo en el interior de la eurozona. Atendiendo a sus cifras se puede seguir el desarrollo de la fuga de capitales en Estados como Grecia, donde empezó a darse considerablemente poco después de que la Unión Europea le diera luz verde al primer paquete de rescate, pero también en Portugal y en España e Italia sobre todo a partir de mediados de 2011.
Unos 16.000 millones de euros habrían depositado los griegos en el extranjero desde 2009, escribe el portal alemán Spiegel Online. Un tercio habría ido a parar a Gran Bretaña, donde la demanda de inmuebles de lujo vive una explosión similar a la de los apartamentos berlineses. En la capital alemana han surgido inmobiliarias especializadas en la venta a foráneos. Sus empleados hablan inglés, y español e italiano. Los italianos llevarían años, advierte el Wall Street Journal, comprando francos y oro en Suiza, y apenas quedarían cajas fuertes libres en este país centroeuropeo.
Las consecuencias de esto son fatales para economías ya mermadas de por sí. Bancos sin liquidez porque sus clientes sacan el dinero del país no están en condiciones de conceder créditos a empresas y particulares. Eso influye en la actividad y agranda las dificultades. Este martes (28.02.2012) se hacía público en Atenas que la persona que había enviado un millón de euros a Inglaterra y cuyo caso circulaba por los pasillos del Parlamento griego sin que se conociera su nombre era Isidoros Kouvelos, esposo de la ex ministra de Exteriores Dora Bakogianni. “Las actividades de mi marido son legales y están declaradas”, comentó la política, que aseguró que la transferencia tenía el objetivo único de comprar un barco. “No todo lo legal es también moral”, opinaban los diputados helenos.
… pero todo lo ilegal es inmoral
Sin embargo, aún más que la fuga de capital legal pero inmoral continúa suponiendo la evasión fiscal un problema para los países en crisis. Especialmente en el caso de Grecia. Entre 200.000 y 350.000 millones de euros griegos se calculan escondidos en Chipre, Luxemburgo y Suiza.
Luchar contra el impago de impuestos no es fácil. La “lista de la vergüenza” con los 4.151 mayores deudores del fisco que Atenas publicó a finales de enero apenas ha surtido efecto. Las cuentas que se han logrado bloquear en Suiza suman una cantidad considerada irrisoria en comparación con el monto total que se presume defraudado. Los suizos, que se esfuerzan por lavar su imagen de paraíso internacional para quienes huyen de los inspectores de Hacienda, le han propuesto al Gobierno griego un acuerdo similar al ya firmado con Alemania y Gran Bretaña, y los evasores helenos han empezado a trasladar su dinero de Berna y Singapur.
Unos 160 funcionarios alemanes colaboran voluntariamente con Grecia en la lucha contra el fraude. Al país le faltan expertos y experiencia. Pero estos dos factores solos no bastan. Los socialdemócratas germanos exigen una “acción europea coordinada” que le plante seriamente cara a la situación, y el partido La Izquierda demanda desde Berlín que el conjunto de los depósitos griegos en el extranjero de más de un millón de euros sea congelado y sometido a estudio fiscal.
Luna Bolívar/ dpa/ rtrd
Editor: Enrique López Magallón