Japón desestimó necesitar ayuda del G-7
17 de marzo de 2011En Alemania, la oposición tilda de oportunistas y clientelistas las decisiones de la canciller, Angela Merkel, de cerrar siete reactores atómicos y suspender el proceso de prolongación de la vida útil de las plantas nucleares por sólo tres meses: los unos le atribuyen cálculo político porque la primera de seis elecciones regionales tendrá lugar este 20 de marzo y los otros la acusan de dejar la puerta abierta para que las centrales afectadas pidan desagravios por cada día sin operar. “¿Por qué no cerrarlas todas para siempre?”, se preguntan muchos.
De hecho, el debate parlamentario de este jueves (17.3.2011) en torno a los riesgos de la energía atómica, las consecuencias ecológicas de renunciar a ella anticipadamente y la viabilidad económica de generar suficiente “energía verde” para satisfacer la creciente demanda de la población y del sector productivo fue tan intenso, que la observación de Merkel sobre la dimensión financiera del desastre de Fukushima terminó pasando por debajo de la mesa como si de un comentario anecdótico se tratara.
La jefa del Gobierno alemán sugirió que la economía mundial saldría sin rasguños de la crisis generada en Japón por el terremoto, el tsunami y el desastre nuclear en pleno desarrollo. Pero más de uno se está mordiendo las uñas en el ámbito financiero: la agencia de noticias Reuters cita a un experto adscrito al banco central de uno de los países del G-7, según el cual la economía mundial describiría una curva descendente porque los mercados financieros todavía están muy frágiles.
Temiendo que la economía mundial caiga en picada
El ministro de Finanzas nipón, Yoshihiko Noda, culpó a los especuladores del alza histórica del yen frente al dólar y señaló que vigilaba el movimiento de las acciones en el mercado; una declaración que es percibida en los mercado financieros como indicio de que la moneda japonesa podría ser devaluada en cualquier momento.
Las autoridades japonesas insistieron este 17 de marzo en que, pese a la turbulencia que atraviesan los mercados cambiarios y las bolsas, la situación del país no ameritaba la intervención del G-7 para frenar la apreciación del yen. Sin embargo, el simple hecho de que las naciones más poderosas del mundo le estén ofreciendo apoyo solidario con tanta vehemencia revela la seriedad con que están tomando las reacciones de los mercados.
Después de todo, la volatilidad de los mismos se deja sentir de inmediato sobre el valor de las acciones y los activos de alto riesgo, como la materias primas. El valor del yen subió de manera rasante cuando se comenzó a especular que miles de millones de dólares, depositados en fondos fuera del territorio japonés, serían repatriados para poder reconstruir la infraestructura dañada por el terremoto más intenso de los últimos tres siglos.
El problema de un yen robusto radica en que encarece sus exportaciones, reduce su grado de competitividad y, en consecuencia, dificulta la recuperación económica del país.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / Reuters
Editora: Luna Bolívar Manaut