Culminó el G20
4 de noviembre de 2011Describir la más reciente cumbre del Grupo de los Veinte (G20) como productiva sería un juicio apresurado, pero las promesas hechas por Alemania, China, Estados Unidos y Japón para incrementar la demanda interna –una medida preventiva contra la amenaza de una inminente recesión– han sido tomadas en serio y consideradas por los asistentes como razón suficiente para estar satisfechos con el encuentro que empezó este jueves (3.11.2011) y culminó en la tarde del viernes (4.11.2011) en la localidad francesa de Cannes.
El denominado “Plan de Acción de Cannes” no es otra cosa que una lista con las tareas pendientes de las principales economías del mundo. Alemania deberá desalentar el ahorro y estimular la inversión pública y privada en su territorio. El Gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama, tendrá que persuadir al Congreso de aprobar sus planes para crear más puestos de trabajo con miras a espolear el consumo. Y Japón no puede comprometerse a otra cosa que seguir adelante con su proyecto de reconstrucción nacional.
China, por su parte, deberá incentivar el consumo privado, fortaleciendo el poder adquisitivo de las familias, e implementar reformas en su sistema económico. La importancia de este último punto no debe ser subestimada: el grupo que reúne a los países con mayor grado de industrialización y a las llamadas economías emergentes espera que Pekín y Moscú flexibilicen sus respectivos tipos de cambio. China se mostró dispuesta a contribuir para que los tipos de cambio determinados por las fuerzas del mercado se conviertan en la regla.
Concertación y solidaridad
“Nos hemos comprometido a coordinar nuestras acciones y políticas para hacer frente a los retos inmediatos de la economía global”, reza un segmento de la declaración conjunta, suscrita al final de la cumbre. “Hemos tomado decisiones para reactivar el crecimiento económico, crear empleos, garantizar la estabilidad financiera, promover la inclusión social y asegurarnos de que la globalización atienda también a las necesidades de los pueblos”, dice otra parte del texto, dejando claro que en Cannes se subrayó la necesidad de medidas concertadas contra la crisis.
Concertación y solidaridad, esos fueron los lemas de la cumbre. Pero, a pesar de eso, no se llegó a acuerdo alguno sobre las directrices para incrementar los recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI) –el asunto se debatirá nuevamente en diciembre– ni sobre el involucramiento de países no comunitarios en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, coincidió con sus homólogos de Rusia, India y China en que, de ayudar económicamente a la Eurozona, lo harían a través del FMI.
Y aunque la directora del FMI, Christine Lagarde, aseguró que el organismo cuenta con recursos suficientes para auxiliar a los Estados afiliados, también explicó que éste sólo puede prestar dinero a países y no a entidades legales, con lo que descartó la posibilidad de que la institución a su cargo pueda apuntalar directamente al FEEF. No obstante, el FMI emitirá créditos de liquidez a corto plazo de forma preventiva para proteger a países en riesgo de contagiarse con la crisis yse acordó que la efectividad del FEEF se eleve a alrededor de un billón de euros mediante un efecto de apalancamiento.
Italia acepta que el FMI supervise sus finanzas
Puede que Grecia haya acaparado la atención de los asistentes a la cumbre del G20 cuando ésta comenzó, pero fue Italia quien pasó a un primer plano cuando su presidente, Silvio Berlusconi, anunció que estaba dispuesto a permitir que el FMI supervisara las finanzas del Estado y la implementación de las obligaciones asumidas por el Gobierno de Roma. La delegación italiana sostuvo que se trata de “recibir consejo” de esa institución y no de “someterse a su vigilancia”, pero fuentes de la Unión Europea sugieren que el anuncio de Berlusconi es producto de la presión a la que se vio sometido en Cannes. La primera misión comunitaria llegará a Italia la próxima semana.
Tan relevante como el anuncio del presidente italiano fue el llamado que se hizo a los veintinueve bancos más importantes del sistema financiero mundial para que aumenten sus reservas de dinero. Diecisiete entidades europeas, ocho estadounidenses y cuatro asiáticas deberán apertrecharse con más capital que el resto de los bancos y concebir estrategias para sobrevivir en tiempos aciagos sin la ayuda de los Estados. La meta es que los contribuyentes nunca más tengan que asumir pérdidas que ellos no ocasionaron. El G20 dio su visto bueno a un recargo de entre el 1 y el 2,5 por ciento a los requerimientos de capital estructural.
Los inspectores de la Junta de Estabilidad Financiera (FSB), que supervisa este sector, dejaron saber que los veintinueve bancos deberán cumplir con estos requerimientos adicionales para fines de 2012, que es prerrogativa de los Gobiernos ampliar esas exigencias a otros bancos si lo consideran necesario, que la aludida lista de bancos importantes será actualizada cada año y que el refuerzo de capital se aplicará a los bancos identificados en noviembre de 2014.
Desacuerdo en torno al impuesto a las transacciones financieras
De las iniciativas discutidas en el encuentro, la de crear un impuesto a las transacciones financieras para menguar la influencia de la actividad especulativa sobre las finanzas nacionales fue la que peor acogida tuvo. No porque no contara con suficientes adeptos, sino porque sus adversarios eran demasiado poderosos. El presidente galo, Nicolas Sarkozy, advirtió que insistiría en la imposición de una tasa para gravar esas operaciones después de que países como Estados Unidos y el Reino Unido expresaran su oposición a la medida.
“Francia luchará para que ese impuesto se convierta en una realidad”, dijo Sarkozy, quien está por entregar la presidencia del G20 a México. El mandatario francés enfatizó que la idea de un impuesto a las transacciones financieras ya contaba con el respaldo de Alemania, Argentina, Brasil, España, Etiopía, Sudáfrica y otras instancias como la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Africana y la Comisión Europea. Está por verse si el apoyo a esta moción aumenta en el lapso previo a la próxima cumbre del Grupo de los Veinte.
Pese a todo, el hombre fuerte de Washington aceptó que el sector financiero contribuya con los costes de la crisis. Y, en general, se acordó vigilar con mayor eficiencia las operaciones desarrolladas en las once plazas financieras que funcionan oficialmente como paraísos fiscales alrededor del mundo.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: Pablo Kummetz