Genética del envejecimiento: ¿cómo y por qué se muere?
30 de noviembre de 2005Existen aproximadamente 12 teorías sobre el envejecimiento, cada una de ellas basada en la interacción del organismo con el medioambiente. La referente al envejecimiento celular supone que es el oxígeno, necesario para la vida, el que también ocasiona la muerte de las células, ya que al consumirse y transformarse en energía despide sustancias que dañan el núcleo celular: las radicales libres.
Otras teorías lo definen como el deterioro funcional del individuo en el aspecto psicológico, biológico y social. Lo que no está claro todavía es qué sucede a nivel molecular para que un organismo decaiga hasta morir.
Enigmas celulares comienzan a dilucidarse
¿Por qué envejecemos? ¿Qué es lo que hace que las células dejen de reproducirse y lleven al organismo a la muerte? ¿Se puede envejecer con salud? ¿Cómo decide el cuerpo cuántos años vivirá y cuándo tiene que morir? ¿Es posible intervenir en este proceso y llegar a revertirlo? Estas son algunas de las preguntas que se plantea el grupo de investigadores del Instituto Fritz-Lipmann de la ciudad de Jena.
Lo que se intenta averiguar, según Peter Herrlich, director del Instituto, es “si el lapso vital de un organismo está determinado genéticamente. Esto es muy discutido. El otro tema que nos ocupa, y que también es muy importante, es la investigación de enfermedades de la vejez como el Parkinson y el Alzheimer”, comenta Herrlich.
El paso del tiempo, programado en el DNA
Hasta el momento los científicos han descubierto numerosos genes que influyen en el proceso de envejecimiento en ensayos con bacterias, gusanos y moscas de la fruta. La desventaja en estos casos es que, en la edad adulta de dichos organismos, las células dejan de reproducirse, al contrario de lo que sucede en el organismo humano. Pero el investigador Christoph Englert descubrió que existe un pez carpa, originario de Turquía, que muere exactamente a los tres meses de vida. El por qué es un enigma. “Se desarrolla y muere a los tres meses no sólo en su hábitat natural, los charcos, sino también en condiciones óptimas de laboratorio”, cuenta Englert. En un perfecto biorritmo y con alimento adecuado muere inexorablemente a los tres meses. Sólo un factor hace que perviva un mes más: el resveratrol, una sustancia presente en el vino tinto.
El pez pone sus huevos en el barro, y en el Instituto se simula este medio con turba puesta a secar. De allí salen a los tres meses los embriones. Se lo cría para poder realizar mutaciones en sus genes y poder comparar los miles de millones de piezas que componen su DNA con la herencia genética de los seres humanos.
El Instituto coopera con la Universidad de Kiel, en el norte de Alemania. Allí se reúne y tipifica el DNA de personas de más de 95 años a fin de poder determinar cuáles son los genes responsables de la longevidad.
Con un presupuesto nacional y estatal anual de 20 millones de euros, los investigadores tienen mucho por hacer aún, ya que el tema es candente. En especial el aumento de la expectativa de vida en los países occidentales requiere estudiar las condiciones sanitarias en las que el organismo humano puede llegar a una edad mayor.