Giro de 180° en política migratoria alemana
3 de abril de 2010Un creciente número de alemanes altamente calificados deja su país porque encuentra mejores posibilidades en el extranjero. Una opción de tapar ese hueco de conocimiento es fomentar la inmigración de expertos extranjeros. En el 2008, 1.370 profesionales altamente cualificados poseían un permiso de residencia.
DW-WORLD habló con Holger Kolb, del Consejo de Expertos de las Fundaciones Alemanas para la Integración y Migración sobre el papel de los inmigrantes para Alemania, la política inmigratoria y alternativas al sistema migratorio en Alemania.
DW-WORLD: En los últimos años, ¿qué ha pasado en la política alemana para fomentar la inmigración de expertos?
Holger Kolb: Hay que admitir que ha pasado bastante. Examinando los años 2000 a 2010 se puede observar una actividad alta con respecto a la creación de posibilidades para inmigrantes altamente calificados. Lo primero fue el sector de las tecnologías de la información, debido a la introducción de la Green Card en Alemania. Después, en el 2005, entró en vigencia la nueva ley de inmigración que por primera vez estableció el permiso de residencia para los inmigrantes altamente cualificados. En total, hay que llegar a la conclusión de que en los últimos años se hayan dado pasos en la dirección correcta. Seguramente no es suficiente, pero ha pasado algo.
Usted ha mencionado la ley de residencia. Esa ley ordena que los inmigrantes profesionales tengan un ingreso mínimo de 64.000 euros anuales para poder quedarse en Alemania. ¿No es demasiado estricto establecer criterios como ese? No todos los expertos logran tales ingresos.
Seguramente, es una crítica que hay que tomar en serio. Pero, se ha reformado este aspecto. Originalmente, el ingreso mínimo era de más de 80.000 euros anuales. Ahora se asciende a más de 60.000 euros. No sé cuánto gana usted en la Deutsche Welle, pero yo, por ejemplo, estaría bajo de ese límite del ingreso mínimo. O sea, se puede decir que es muy estricto y que hay que cambiar esas cosas. Sin embargo, si uno examina el desarrollo y el punto de partida de Alemania con respecto a la inmigración, se observa un desarrollo muy positivo.
En Canadá y en Australia se aplica el sistema de puntos, un método para repartir puntos según ciertas categorías entre los candidatos de inmigración. Precisamente ese sistema de puntos se ha discutido desde hace años aquí en Alemania. ¿Sería una opción para Alemania?
Sí, el sistema de puntos ha permanecido en la discusión durante mucho tiempo. La ventaja de ese sistema es que promete una transparencia muy grande: hay criterios claros que sirven como puntos de orientación. Según este catálogo de criterios se reparten puntos y cada persona que tiene cierta cantidad de puntos tiene la posibilidad de inmigrar.
La desventaja del sistema de puntos, y en los países que tienen experiencia con ese sistema se ha constatado justamente ese problema, es que no está relacionado al mercado de trabajo. Un ejemplo: un filósofo habilitado que ha investigado sobre Hegel y habla francés perfectamente lograría una puntuación muy alta en el sistema de puntos canadiense.
No obstante, puede ser que en el mercado de trabajo canadiense tendría menos posibilidades que un carpintero de obra que por el contrario lograría una puntuación menor, pero tendría una posibilidad mayor de encontrar un puesto de trabajo.
Sin embargo, ese carpintero de obra no recibiría permiso de residencia en Alemania porque seguramente no tendría un ingreso mínimo de 64.000 euros por año...
Eso es. Hay que encontrar una posibilidad de implementar el sistema de puntos conforme con el mercado de trabajo. Por ejemplo, se podría adoptar el componente del mercado de trabajo como criterio del sistema de puntos.
¿Qué tiene que hacer el Gobierno alemán para renovar la política migratoria de forma más abierta en el futuro?
Hablando del atractivo de Alemania para inmigrantes, es importante hablar de la regulación inmigratoria también. Es claro que las reglas no atractivas de la inmigración hacen que personas altamente calificadas no inmigren a Alemania. Pero hablar sólo de eso sería corto de miras. El atractivo de un país depende de muchos factores y el control de la inmigración seguramente no es el más importante de ellos.
No obstante, eso no significa que no se podría mejorar la regulación inmigratoria. Se puede decir que hay dos opciones: o se cambia las cosas en un marco pequeño o se delinea una reforma general. Con respecto al primero, una opción sería bajar los límites de ingreso para el permiso de la residencia.
Con respecto a una reforma general, se podría pensar de un sistema de puntos relacionado con el mercado de trabajo. Eso impediría la falta de transparencia, un problema general de la regulación inmigratoria a Alemania. Pero esa decisión tiene que tomar la política.
¿Cuáles son las perspectivas de la política migratoria para los próximos años en Alemania?
Creo que en el futuro también pasará mucho con respecto a la política migratoria. Si uno examina el desarrollo institucional, político y jurídico, en los últimos años se observa que ha pasado mucho en Alemania. En los últimos 10 ó 15 años, Alemania ha dado un giro de 180°: de un país que incluso negó tener una inmigración se ha vuelto uno que exige una inmigración controlada. Si ese desarrollo persiste en el futuro, puede suponerse que precisamente en el ámbito de los inmigrantes altamente calificados habrá más reformas.
Lo que no significa que no habrá dificultades en el mercado del trabajo. Es un secreto abierto que a causa del desarrollo demográfico habrá una falta de obreros en ámbitos específicos. Un ejemplo: los médicos en el campo. Sobre todo en el Este de Alemania ya hay muchos consultorios médicos vacantes. No tendría excluirse la inmigración como posibilidad de tratar esas faltas.
Entrevista: Lisa Rauschenberger
Editor: Enrique López