Grecia: la continuación de la tragedia
30 de marzo de 2015Grecia no saldrá de la zona euro. Punto final. La canciller alemana Angela Merkel pronunció esta frase en la cumbre del 10 de marzo. Los presentes lo entendieron como una orden, como una línea marcada y no como un mero sueño. Alemania quiere que Grecia permanezca en el euro. No porque el Gobierno heleno tenga un concepto convincente, sino porque Europa no se puede permitir perder a su eslabón más frágil. En juego está la credibilidad de la Unión Monetaria. La cotización del euro caería en picada y la integración europea saldría realmente perjudicada.
Pero sobre todo, porque a Alemania, que predomina política y económicamente en Europa, se le acusará de la catástrofe. Primero, la acusarían los griegos, pero también lo harían otros Gobiernos europeos y observadores internacionales de este drama. Y la canciller Merkel quiere evitar a toda costa que se responsabilice a Alemania.
La tragedia continúa en el escenario de Bruselas
Grecia amenaza con su propia bancarrota y propone una lista de propuestas de reformas incompleta. Los países del euro rechazan esa lista y cierran prácticamente el grifo para aumentar la presión. Actualmente, Atenas ni siquiera puede vender deuda a corto plazo y el Banco Central Europeo (BCE) ha dejado de imprimir para Grecia.
Aunque se diga otra cosa, la presión se ejerce por ambas partes. El público se queja y se estremece, tal y cómo se anticipa en la tragedia. Ahora solo cabe preguntarse cuándo llegará la catarsis, la limpieza que aliviará a ese auditorio espectante de los contribuyentes europeos.
Grecia necesita dinero y amenaza con salir del euro como última medida. La zona euro necesita a Grecia mientras hace agonizar al Gobierno de Atenas. Las víctimas más directas son los propios griegos, con un crecimiento que no avanza y una recaudación fiscal que se desploma porque el beneficio está en el extranjero. Y por si fuera poco, la confianza de los inversionistas está bajo cero
¿Cuánto durará esto?
El Gobierno griego podría omitir conscientemente sus obligaciones de deuda. Entonces, Grecia saldría automáticamente del Euro. Pero los países de la zona euro no le dejarán ir tan lejos y el BCE podría usar otra vez el “capital de urgencia”. En el último segundo, aparecería un crédito de rescate y continuaría prolongándose el conflicto por la deuda.
Grecia también podría cambiar de dirección y cumplir con las condiciones de los acreedores internacionales. Entonces habría una salida financiera, pero los días del Gobierno de coalición en Grecia estarían contados, por no cumplir sus promesas electorales. La celebración de nuevas elecciones podría provocar un caos político añadido.
Todo esto solo por un par de miles de millones para salvar a Grecia en las próximas semanas. La factura grande llegará en verano. Entonces será necesario un tercer paquete de rescate de entre 20 y 40.000 millones de euros. Quizás todavía más, si el Gobierno de Atenas sigue perdiendo credibilidad. Ahora solo estamos asistiendo al final del primer acto de la tragedia. La gran interpretación llegará en verano, a no ser que Angela Merkel cambie de opinión y deje caer a Grecia.