Hace 20 años: la ejecución de Ken Saro-Wiwa
10 de noviembre de 2015“Vivo, soy un símbolo de la resistencia. Muerto, seré un mártir y por ende aún más peligroso”, escribió el activista nigeriano Ken Saro-Wiwa en una de sus últimas cartas, en la prisión de Port Harcourt. El 10 de noviembre de 1995 fue ahorcado, al igual que 8 de sus compañeros de lucha. El escritor nigeriano tenía 54 años. Testigos presenciales contaron que caminó al patíbulo con la frente en alto y con el himno del pueblo ogoni en los labios.
Ken Saro-Wiwa fue por años un problema para la dictadura encabezada por Sani Abacha. Había dedicado su vida a luchar por los derechos del pueblo ogoni, una minoría étnica de aproximadamente medio millón de personas, que habita en el delta del Níger, rico en petróleo. Reiteradamente denunció que, desde 1958, las petroleras habían convertido el otrora fértil paraíso de los ogoni en un desolado paraje. La explotación sin contemplaciones de los recursos naturales y el petróleo filtrado desde tuberías en mal estado causaron enfermedades y pobreza a la población local. A la cabeza del “Movimiento por la supervivencia del pueblo ogoni” (MOSOP), Saro-Wiwa condenó la “guerra ecológica de las multinacionales del petróleo”, sobre todo de Shell.
Violenta represión
El MOSOP demandaba el saneamiento de los terrenos dañados, la participación de la población en las ganancias petroleras y la autonomía de los ogonis. La organización abrazaba los principios de la resistencia pacífica. “No lucharemos con machetes, nuestra lucha se basa en la razón y la paz. No ha de derramarse sangre”, dijo Saro-Wiwa en uno de sus últimos discursos.
El 4 de enero de 1993, el régimen militar reprimió con violencia una manifestación de unos 300.000 ogonis. No fue el único acto de resistencia de ese pueblo. Algunos grupos de jóvenes se radicalizaron y se produjeron enfrentamientos. Shell tuvo que suspender la producción en territorio ogoni en 1993, para garantizar la seguridad de su personal. Pero los oleoductos no desaparecieron de esas tierras. En 1994, Saro-Wiwa fue galardonado con el Premio Nobel Alternativo.
Protestas internacionales
Muchas veces fue encarcelado sin haber sido sometido a juicio. En mayo de 1994 fue arrestado una vez más, con otros ocho activistas. Acusado de la supuesta instigación al asesinato de cuatro ogonis, un tribunal militar lo condenó a muerte en un juicio que no fue más que una farsa. Sus últimos 18 meses de vida los pasó en prisión, donde escribió el libro “Llamas del infierno. Nigeria y Shell: la guerra sucia contra el pueblo ogoni”.
Pese a las airadas protestas internacionales y a la diplomacia silenciosa de diversas organizaciones, la sentencia fue ejecutada. Como consecuencia, Nigeria fue marginada durante cuatro años de la Commowealth. No obstante, ni los países europeos ni Estados Unidos aplicaron un embargo petrolero.
¿Qué papel tuvo Shell?
En la época del juicio, Owens, hermano de Ken Saro-Wiwa, se encontró con el entonces jefe de Shell, Brian Anderson. “Le pregunté por mi hermano y los otros presos y dijo que era difícil, si no imposible, obtener su liberación. Se requeriría algo de buena voluntad del MOSOP”, cuenta. Cuando Owens quiso saber qué significaba eso, Anderson dijo que el MOSOP debía cesar su campaña internacional contra Shell.
Por eso, críticos acusan a Shell de corresponsabilidad en la muerte de Saro-Wiwa y sus ocho compañeros. 15 años después de su ejecución, la empresa pagó una indemnización de 15,5 millones de dólares a sus deudos, para evitar una demanda por violación de derechos humanos. Pero la situación en el territorio ogoni no ha mejorado. Según organizaciones ambientalistas, en los últimos 50 años han fluido más de 2.000 millones de litros de crudo al delicado ecosistema del delta del Níger.