El comienzo de la hecatombe
1 de septiembre de 2009El aniversario de la invasión de la Alemania nazi a Polonia se cumple cada 1 de septiembre sin que ello despierte grandes encabezados. En entrevista con la emisora pública Deutschlandfunk, el ex ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Hans-Dietrich Genscher, reflexiona sobre el significado de lo que ocurrió precisamente hace siete décadas.
El 1 de septiembre de 1939, a eso de las 4:30 de la madrugada, aviones de los llamados Stürzkampfflugzeuge –conocidos como Stukas- arrasaron la pequeña ciudad polaca de Wielun. Se trataba de una localidad sin bases militares ni otras instalaciones por las cuales hubiera podido considerarse un sitio estratégico para Polonia. Por ello fue tomada rápidamente por las fuerzas alemanas.
Instantes más tarde, el acorazado Schleswig-Holstein abría fuego sobre un almacén de municiones cerca de Danzig, también en Polonia. En Alemania, Adolf Hitler mentía al pueblo germano a través de un mensaje radiofónico: “Esta noche, soldados de Polonia han disparado a nuestro territorio. Desde las 5:45 el ataque ha sido repelido y en adelante, cada bomba será respondida con una bomba”.
De hecho, quienes habían disparado primero habían sido elementos de las SS nazis quienes, disfrazados con uniformes del ejército polaco, habían atacado una emisora radial en Gleiwitz, Silesia. Un millón y medio de soldados alemanes marcharon entonces sobre Polonia, que en poco tiempo fue tomada por el régimen nazi y, por el flanco contrario, por las tropas soviéticas. Hitler y Stalin se dividieron el territorio polaco en lo que para muchos fue el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Fecha para reflexionar
Estos hechos no parecen pesar tanto como otras fechas. El ex ministro Hans-Dietrich Genscher atribuye esto a que “los alemanes no se vieron tan directamente afectados por el inicio de la guerra como lo serían más tarde. El interior del país no se vio involucrado y la guerra contra Polonias terminó relativamente rápido.” Otro factor fundamental fue la tímida respuesta de Francia e Inglaterra ante la ocupación de Polonia.
“Hubo entonces una declaración de guerra, pero en los hechos no se produjo la guerra en dos frentes que pudiera haber preocupado a Hitler”, recuerda Genscher. Como consecuencia, Polonia sufrió una opresión brutal por parte de alemanes y soviéticos. “Naturalmente, uno jamás debe olvidar que Polonia se vio sometida por la Rusia ortodoxa y la Prusia protestante. El tiempo de la división de Polonia y de la pérdida de la soberanía polaca condujo a que la iglesia católica jugara en Polonia un papel mucho más importante que en otros países europeos en la construcción de una identidad”, dice el ex diplomático.
Hacia la reconciliación
Sobre los caminos que han llevado y que pueden seguir llevando a alemanes y polacos a una reconciliación luego de acontecimientos tan graves como los ocurridos hace setenta años, Hans-Dietrich Genscher fue enfático durante la entrevista con la emisora alemana: “En el futuro debemos descubrir y mostrar lo que somos capaces de hacer en común”. Y agregó: “Un pueblo como el de Polonia, que una y otra vez fue víctima de las ansias de poder a manos de sus vecinos al Este y al Oeste, desarrolló una sensibilidad que siempre debe ser respetada”.
Autor: Norbert Seitz /Enrique López
Editora: Clauda Herrera-Pahl