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Hallan técnica "imposible" para salvar cultivos de banana

23 de diciembre de 2021

El hallazgo tiene implicaciones para el control de graves patógenos transmitidos por el suelo, como la enfermedad de Panamá, o " Tropical Race 4", que lleva más de 30 años destruyendo las plantaciones de plátanos.

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La reciente aceleración de la propagación de la enfermedad de Panamá, o " Tropical Race 4" ha hecho temer una escasez mundial de plátanos.
La reciente aceleración de la propagación de la enfermedad de Panamá, o " Tropical Race 4" ha hecho temer una escasez mundial de plátanos.Imagen: David Herraez Calzada/Zoonar/picture alliance

Un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge encontró una forma novedosa de combatir la "enfermedad Panamá" que está afectando a los cultivos mundiales de banana, y que consiste en combinar dos especies de esta planta, según un artículo que publica la revista Nature.

La banana es el cuarto cultivo alimenticio mundial después del trigo, el arroz y el maíz en términos de producción y entre los mayores exportadores de la fruta se cuentan Ecuador, Colombia, Costa Rica y Guatemala. 

El 99 % de las bananas que se venden globalmente es del tipo llamado Cavendish, que es susceptible a un hongo letal denominado Tropical Race 4 o "enfermedad Panamá", que ha estado propagándose por más de tres décadas y que, si no se contiene, podría arruinar esta industria valorada en unos 25.000 millones de dólares anuales. 

Procedimiento "imposible"

Debido a que las bananas son plantas sin semillas, la técnica utilizada por los científicos ha sido el injerto del brote de una planta en la raíz de otra, para que sigan creciendo juntas como una sola.

Este procedimiento se consideraba imposible, pero el equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, descubrió que los tejidos de raíz y brote tomados de las semillas de pastos monocotiledóneos –que representan sus etapas embrionarias más tempranas–, se fusionan eficientemente. 

En específico, se creía imposible injertar plantas parecidas a las gramíneas del grupo conocido como monocotiledóneas porque carecen de un tipo de tejido específico, llamado cambium vascular, en su tallo.

"Hemos conseguido algo que todo el mundo decía que era imposible. El injerto de tejido embrionario tiene un potencial real en toda una serie de especies similares a la hierba. Hemos comprobado que incluso las especies más lejanas, separadas por un largo periodo de tiempo evolutivo, son compatibles con el injerto", afirma el profesor Julian Hibberd, del Departamento de Ciencias Vegetales de la Universidad de Cambridge, autor principal del informe.

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Planta con nuevos rasgos resistentes

La técnica permite injertar eficazmente monocotiledones de la misma especie y de dos especies diferentes. Según un comunicado de prensa de la Universidad de Cambridge, el injerto de tejidos de raíces y brotes genéticamente diferentes puede dar lugar a una planta con nuevos rasgos, desde brotes enanos hasta resistencia a plagas y enfermedades.

Los científicos descubrieron que la técnica era eficaz en una serie de plantas de cultivo monocotiledóneas, como la piña, el plátano, la cebolla, el agave tequilero y la palmera datilera. Esto se confirmó mediante varias pruebas, como la inyección de un colorante fluorescente en las raíces de la planta, desde donde se vio que ascendía por la planta y atravesaba la unión del injerto, según el comunicado.

"Leí décadas de trabajos de investigación sobre injertos y todo el mundo decía que no se podía hacer en monocotiledóneas. Fui lo suficientemente testarudo como para seguir adelante –durante años– hasta demostrar que estaban equivocados", explica Greg Reeves, becario Gates Cambridge del Departamento de Ciencias Vegetales de la Universidad de Cambridge, y primer autor del trabajo.

El hongo TR4

Los científicos creen que el hongo TR4 probablemente surgió en el sudeste de Asia en la década de 1990 y pronto se extendió al resto del mundo. En 2019 apareció en América Latina una región que, combinada con el Caribe, produce el 75 % de las bananas en el mundo. 

FEW (EFE, Universidad de Cambridge, Nature)