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A lo largo de los 4,2 kilómetros de la línea roja que cruza Hanóver puede verse el edificio de la Ópera, obra de estilo clasicista del arquitecto Georg Ludwig Friedrich Laves, un icono de la ciudad. Los Güelfos residieron durante doscientos años en el palacio que hoy acoge al Parlamento federal de Baja Sajonia. Cuando hace buen tiempo, la ciudad florece y sus habitantes toman el espacio urbano: se puede disfrutar de los paseos por el centro histórico, del lago Maschsee o de las verdes orillas del Leine. Y como los cortesanos del siglo XVII, los visitantes pueden pasear por los Jardines Reales entre arriates floridos y setos... e incluso hacer un picnic. El restaurante del parque ofrece para ello cestas muy bien surtidas.