Hay golpes en la vida...
23 de octubre de 2003Caer en el desempleo deja huellas síquicas, que nunca desaparecen completamente, éste es el resultado de un estudio prolongado, de 15 años de duración, llevado a cabo por la Universidad de Michigan con un corpus de 30.000 alemanes. Sus resultados demuestran que la experiencia del desempleo empaña para toda la vida la sensación de tranquilidad y sosiego de una persona. El encontrar un nuevo puesto de trabajo no conlleva, necesariamente, volver al mismo nivel de satisfacción que se tenía antes de esta mala experiencia en el campo laboral. Y ni hablar del que vuelve a perder su trabajo: el segundo golpe es tan duro como el primero, la experiencia no lo atenúa.
No hay colchones
Estos resultados contradicen el dictamen de las teorías psicológicas vigentes sobre el bienestar subjetivo. Éstas pregonan que la experiencia es un mullido colchón sobre el que caen las vivencias nuevas. Al parecer no es así. Hace pocos días, otro estudio reciente arrojó como resultado que la experiencia de marginación de un entorno social provoca en el cerebro las mismas reacciones que el dolor físico.
El tiempo no lo borra todo
Hasta ahora los psicólogos han partido del supuesto de que si bien después de una experiencia del calibre del desempleo, la persona no está tan contenta como antes, el tiempo hace lo suyo y el mismo grado de tranquilidad puede volver a ser alcanzado. Esto significa que –determinado por la personalidad- el promedio del nivel de tranquilidad es más o menos el mismo toda la vida, independiente de las vivencias.
"Potros de bárbaros Atilas"
Basándose en los datos del Instituto Alemán de Investigación Económica, el equipo de la Universidad de Michigan ha demostrado con cifras contundentes que no es sólo la personalidad del ser humano lo que determina su grado de descontento., sino que "hay golpes en la vida, tan fuertes..." que "abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte", como lo dijo hace casi un siglo el peruano César Vallejo. De haber llegado a un mayor público, quizá no habría sido necesario un estudio prolongado, "¡Yo no sé!".