Moataz Al-Sabaawy, de 14 años, es uno de al menos 100.000 gazatíes que han encontrado refugio en Egipto desde el comienzo de la guerra. Vive en El Cairo con sus padres y su hermana desde mayo de 2024. Sus dos hermanos mayores murieron en Gaza en un ataque con misiles del ejército israelí contra la casa familiar. La muerte de sus hermanos y su experiencia de la guerra en Gaza lo han traumatizado. Como todos los refugiados, Moataz mantiene contacto regular con familiares y amigos que siguen en Gaza. Cada vez que llama, teme enterarse de la muerte de más seres queridos.
Bassem Medhat Abu Al-Aoun tenía dos restaurantes en Gaza, uno de ellos cerca del hospital Al-Shifa de la ciudad de Gaza, en el norte de la Franja. Ambos fueron destruidos durante la guerra. Consiguió huir a Egipto con más de 50 miembros de su familia, algo poco habitual. Nadie puede salir de Gaza sin permiso de las autoridades israelíes y egipcias. Una y otra vez, la frontera se cierra por completo. Para salir se necesita un visado humanitario, que expiden las embajadas internacionales. O, según investigaciones de periodistas egipcios, hay que pagar varios miles de dólares estadounidenses por persona a intermediarios egipcios para coordinar la salida.
Abu Al-Aoun abrió un nuevo restaurante en El Cairo. Sin embargo, teme un futuro incierto.
Junto con su marido y unos amigos, la egipcia Israa Ali ha fundado la iniciativa «Nietos de olivos». Un centenar de voluntarios atienden a niños gazatíes traumatizados. Con terapia artística, deporte y canto tratan de ayudar a los niños a aliviar sus miedos. También les dan clases de acuerdo con los planes de estudios palestinos. La mayoría de las familias esperan poder regresar a Gaza.