Iglesia Católica retoma protagonismo en crisis en Nicaragua
2 de julio de 2018En medio de la población, recorriendo los barrios y ciudades que más han sufrido la violencia, obispos y sacerdotes han salido a la calle para estar al lado de las victimas de la represion y detener lo que han denominado una "masacre”.
La Iglesia Católica de Nicaragua no ha guardado silencio ante la violencia del gobierno de Daniel Ortega y está asumiendo un papel protagónico, como mediadora y del lado de la oposición, lo que le ha valido amenazas de muerte. ¿Qué quedó de su supuesta adhesión a la izquierda, con la Revolución Sandinista y la Teología de la Liberación?
Consultados por DW, expertos aclaran que la Iglesia del país centroamericano siempre ha tenido una posición heterogénea, con distintas tendencias. "En los años 60, muchos sacerdotes dieron un giro hacia la izquierda y la teología de la liberación, con un evangelio social de y para los pobres. Esto tomó mucha fuerza en los 80, con la victoria de la Revolución Sandinista y algunos representantes famosos, como Ernesto Cardenal”, dice el historiador nicaragüense Antonio Monte, actualmente doctorando en la Universidad Libre de Berlín.
Pero no todos adhirieron a esta corriente. "Hay fuerzas conservadoras en la Iglesia, la que fue crítica con el gobierno sandinista y con Ortega”, señala, por su parte, el Prof. Dr. Volker Wünderich, historiador de la Universidad Leibniz, de Hannover. "Mientras un grupo de sacerdotes, junto a muchos laicos, adoptaron la Teología de la Liberación y apoyaron el proceso revolucionario, la jerarquía, casi todos los obispos, se enfrentó al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) durante los 80”, explica a DW el Dr. José Luis Rocha, sociólogo de la Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua.
No todos adhirieron, y también muchos se tomaron distancia del FSLN. En 2007 hubo incluso un acercamiento entre Ortega y el ala más conservadora de la iglesia, con el cardenal Miguel Obando y Bravo, quien falleció recientemente. "Si bien habían sido enemigos férreos, decidieron pactar a cambio de algunos favores”, subraya Monte. Ciertas leyes y normas que se mantienen en Nicaragua, como la penalización del aborto bajo cualquier circunstancia, serían parte de ese acuerdo, que le habría reportado beneficios políticos a Ortega.
Compromiso social y repudio a la violencia
En opinión de Monte, la Teología de la Liberacion tuvo una expresión muy fuerte y dejó huella en Nicaragua: "El compromiso social de la iglesia está muy arraigado en la formación académica y de profesionales. En los últimos quince a veinte años, figuras apegadas a este compromiso social, como los obispos Leopoldo Brenes, Silvio José Báez o Jorge Solórzano, han asumido cargos importantes”.
Esta nueva vertiente, sin embargo, "no está afiliada con el sandinismo, ni oficial ni extraoficialmente. En los últimos años, la Iglesia no es proselitista ni partidaria, e incluso es mucho más moderada”, afirma Monte. "La Iglesia está regresando a una intervención en política nacional, pero eso no necesariamente pasa por lo que es la teología de la liberación. Hay sacerdotes y comunidades de base que adhieren a esta corriente, pero no son dominantes en la Iglesia”, apunta Volker Wünderich.
"Lo que está sucediendo no tiene nada que ver con la teología de la liberación, una corriente que hoy en Nicaragua está muy relegada al olvido en amplios sectores. Tanto sacerdotes progresistas como conservadores están contra el FSLN, que ya no es un partido de izquierdas, sino un grupo de empresarios. Esta oposición no se basa en criterios ideológicos, sino en un repudio a la represión que viene practicando desde que asumió el poder, en 2006”, afirma José Luis Rocha.
Monte destaca que la Iglesia Católica es una de las primeras organizaciones que se manifestó por el fin de la violencia y a favor de los estudiantes que están siendo reprimidos: "Hoy la Iglesia responde más al desarollo del discurso de los Derechos Humanos. Ante los sucesos actuales, en que las fuerzas del gobierno no sólo han reprimido a la población, sino que han asesinado, la iglesia defiende el derecho a la vida, la circulacion, la libre expresión y la integridad de las personas”.
Esta intervención en hechos políticos y sociales no es algo nuevo."Tradicionalmente, ha mediado en crisis nacionales, en casos de golpes de Estado, asesinatos, torturas y secuestros. Muchos de los mecanismos que está utilizando, como escribir comunicados, salir a la calle, apoyar a los manifestantes y pedir el cese de la violencia, los hemos visto con anterioridad”, agrega.
Amenazados de muerte
La mayoría de la jerarquía eclesiástica, especialmente el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, así como numerosos sacerdotes, entre ellos, el rector de la UCA, el jesuita José Alberto Idiáquez, han recibido amenazas de muerte. "Esto sube las alarmas", opina Antonio Monte. "Si bien ha habido cierta represión desde que el sandinismo volvió al poder, nunca había sido dirigida a figuras tan notables y con tanto poder y arraigo en Nicaragua”.
Esto se suma al clima generalizado de violencia contra dirigentes estudiantiles y manifestantes, que hoy no conoce fronteras. "Incluso organizaciones nicaragüenses aquí en Berlin han recibido amenazas a través de mensajes en facebook”, alerta Monte.
A pesar del amedrentamiento, el historiador considera que la iglesia puede lograr resultados positivos: "En Nicaragua, país mayoritariamente católico, sus pronunciamientos tienen un gran poder simbólico y pueden movilizar a muchas personas e instituciones. Para cualquier fracción política, tener el reconocimiento de la Iglesia facilita los acuerdos para restablecer el orden y la paz”.
"Su intervención debería ser un mecanismo central para hallar una solucion a la crisis. El papel que asume como mediadora en la política es consecuencia lógica de la falla de los partidos de oposición, que Ortega ha eliminado, aprovechando su debilidad muy hábilmente”, sostiene Wünderich.
El cardenal José Brenes, arzobispo de Managua, y el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, han recibido el respaldo del Papa, con quien se reunieron en Roma. Francisco expresó su preocupación por la dolorosa crisis que vive Nicaragua y los instó a continuar por el camino del diálogo.
Las protestas iniciadas en abril de 2018, en rechazo a la reforma del seguro social, han sido brutalmente reprimidas, dejando más de 280 muertos. Mientras la Conferencia Episcopal espera una respuesta del gobierno a las propuestas entregadas el pasado 7 de junio, entre ellas, adelantar las elecciones para marzo de 2019, sin posibilidad de reelección para Ortega, sigue insistiendo en su llamado.
Como lo expresó Monseñor Báez: "No más muertes por violencia de paramilitares y antimotines, ni un solo nicaragüense, no se puede seguir ensangrentando el país”.
Autora: Victoria Dannemann (CP)
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