Incidentes durante una nueva protesta masiva en Hong Kong
11 de agosto de 2019Miles de manifestantes prodemocracia marcharon este domingo (11.08.2019) en Hong Kong por décimo fin de semana consecutivo, desafiando una vez más a la policía, que respondió con gases lacrimógenos.
Los activistas protestaron toda la tarde y el comienzo de la noche en diferentes partes de la ciudad.
En el distrito obrero de Sham Shui Po, donde se prohibieron todas las manifestaciones, miles de personas, muchas vestidas de negro, levantaron barricadas y bloquearon las carreteras cerca de una estación de policía. La mayoría de ellos iban vestidos de negro y equipados con cascos de construcción amarillos, la emblemática vestimenta de los manifestantes hongkoneses.
Al anochecer, apuntaron con láseres azules hacia la fachada del puesto mientras la policía agitaba un cartel que los instaba a dispersarse. Poco después, comenzaron las refriegas entre los manifestantes, que arrojaban ladrillos y piedras, y la policía que respondió con gases lacrimógenos.
En Wan Chai, donde se encuentran las jefaturas de la policía, y en Causeway Bay, en la isla de Hong Kong, los manifestantes bloquearon las calles, mientras coreaban el estribillo "retomar el control de Hong Kong es la revolución de nuestro tiempo". No muy lejos, en North Point, estallaron disturbios que involucraron a residentes favorables al régimen comunista de China continental, que la emprendieron con transeúntes y periodistas, forzando otra intervención policial.
Nacida del rechazo a un controvertido proyecto de ley por parte del ejecutivo que buscaba autorizar las extradiciones hacia China, la movilización ha ampliado considerablemente sus demandas.
Los manifestantes exigen la renuncia de Carrie Lam, la jefa del Gobierno hongkonés, cercana a Pekín y que su sucesor sea electo por sufragio universal directo, y no designado por Pekín, como ocurre en la actualidad.
También reclaman una investigación sobre la violencia policial, después de que se produjeran confrontaciones violentas en las manifestaciones y hubiera centenares de detenidos.
"No hay posibilidad de que nos retiremos. Ésta es nuestra última esperanza para poder establecer la democracia", dijo un activista de 20 años, presentándose bajo su apellido, Lam.
La megalópolis del sur de China vive su mayor crisis política desde que fuera devuelta por Londres a Pekín en 1997. Las manifestaciones casi diarias degeneran cada vez más en enfrentamientos entre grupos radicales y la policía.
Carrie Lam descartó el viernes cualquier concesión a los manifestantes y les advirtió que estaban provocando una tormenta económica en la ciudad. Las autoridades hongkonesas recibieron un apoyo total de Pekín, que durante esta semana acentuó sus amenazas a los manifestantes.
eal (afp, reuters)
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