Inundaciones: la fuerza del agua
19 de julio de 2021Como si se tratara de casas de naipes y coches de juguete, arrastrados por torrentes de agua marrón. Contenedores a la deriva como cajas de cartón, sótanos que se convierten en trampas mortales en cuestión de minutos. Una y otra vez, la naturaleza nos demuestra quién tiene la sartén por el mango.
Pero, ¿cómo puede el agua desarrollar tal poder? El Dr. Michael Dietze, de la Sección de Geomorfología del Centro Helmholtz (GFZ) de Potsdam, responde a esta pregunta en entrevista con DW.
Para ello, primero es importante saber que un metro cúbico de agua pesa una tonelada. "Eso significa que el agua puede acumular una enorme presión cuando choca directamente con un obstáculo. Al ponerse en movimiento, se producen enormes fuerzas que pueden actuar sobre los coches o los contenedores y simplemente empujarlos hacia delante si no están muy bien anclados", cuenta Dietze. "Luego está el fenómeno de la erosión, que puede destruir superficies supuestamente estables: La superficie (de la Tierra) es erosionada por el agua que fluye con rapidez".
El GFZ de Potsdam investiga, entre otras cosas, cómo moviliza el agua los sedimentos, cómo se mueven las mareas y con qué fuerza se abren paso en el paisaje.
"Las fuertes lluvias aportan tal cantidad de agua a los suelos, que a menudo ya están saturados por las precipitaciones anteriores, que ya no puede filtrarse", explica Dietze.
Diferentes tipos de suelos
Hay muchas composiciones de suelo diferentes. En este caso es muy importante la retención de agua del suelo, es decir, cuán bien puede absorber y almacenar el agua. El tamaño de los poros de las partículas del suelo o los llamados coloides del suelo tienen una importancia decisiva para la absorción del agua. Los coloides están presentes cuando hay partículas con un diámetro de < 2 micrómetros (0,002 mm) en el suelo.
Los suelos arcillosos, por ejemplo, pueden absorber y drenar mucha menos agua que los suelos arenosos.
El agua fluye entonces de forma superficial: se abre paso en los arroyos y ríos. Una vez en estos canales, puede alcanzar velocidades muy altas (en los ríos ya del orden de un metro por segundo en condiciones normales).
Cuanto mayor sea la velocidad, cuanto mayor sea la pendiente y cuanto más profundo sea el río, mayor será la fuerza que el agua puede desarrollar sobre el terreno: donde fluye, arrastra con la fuerza de un peso de varios kilogramos. Esto es suficiente para barrer la arena, las piedras e incluso los escombros.
Más que solo el agua: una mezcla fatal
No es solo el agua en sí la que tiene efecto, sino también estas partículas arrastradas. Chocan contra el suelo, las carreteras y las paredes de las casas, desatando una enorme fuerza erosiva. Una vez que algunas partes están afectadas, el material subyacente puede ser arrastrado con mucha más facilidad. La socavación se produce porque las carreteras y las casas se construyen a menudo sobre un terreno no consolidado, y el material adicional puede derrumbarse fácilmente. Esta interacción entre el material transportado y el poder de arrastrar simplemente más material da al agua que fluye a gran velocidad el poder de causar un daño tan enorme en poco tiempo.
¿Existe alguna forma de alertar sobre este tipo de eventos?
Hay dos enfoques al respecto. "Las advertencias pueden derivarse de las previsiones meteorológicas, explica Dietze. "Por ejemplo, las previsiones meteorológicas pueden introducirse en los modelos hidrológicos para hacer predicciones sobre la ocurrencia y probabilidad de las inundaciones".
Los procesos de erosión son siempre problemáticos. Es difícil predecirlos, sobre todo porque estos acontecimientos se producen muy rápidamente y su intensidad es difícil de estimar con precisión, según el cientifico alemán. Con la ayuda de imágenes de satélite y, sobre todo, de sismómetros, los investigadores llevan algunos años intentando seguir estos fenómenos de inundación casi en tiempo real y calcular su intensidad. La investigación al respecto está todavía en sus inicios, pero tiene un inmenso potencial para advertir a la población de inundaciones lo antes posible, no solo en Alemania, sino en muchas zonas amenazadas de todo el mundo.
(gg)