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Irlanda da a conocer su plan de ahorro, y se prepara para años duros

24 de noviembre de 2010

Se anunció, y llegó: Irlanda ha presentado el programa con el que espera devolver en cuatro años su déficit al buen cauce. Recortes, despidos y subidas de impuestos hacen prever tiempos difíciles en la isla europea.

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El primer ministro irlandés, Brian Cowen.Imagen: picture-alliance/dpa

"Aplaudo el compromiso constante de las autoridades irlandesas por reducir el déficit”, declaró desde Bruselas el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn. En menos del 3 por ciento del PIB- la barrera que fija el pacto de estabilidad de la Unión Europea- ha prometido Dublín que colocará este indicador hasta 2014. El plan es ambicioso, y empieza con un programa de recortes por valor 15.000 millones de euros.

"Aplaudo los compromisos para llevar a cabo reformas estructurales incluidos en el programa irlandés”, prosiguió Rehn. Y mientras en Europa se aplaude, nubarrones se ciñen sobre la isla.

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La inestabilidad en su sistema bancario es uno de los grandes problemas de Irlanda.Imagen: picture alliance/dpa

Subidas y bajadas

Los irlandeses nunca habían pagado por el agua corriente. A partir de ahora tendrán que hacerlo. Los impuestos, criticaba la Comisión Europea, son en la isla demasiado bajos. Cuando el programa que acaba de presentar el Gobierno irlandés entre en vigor, el IVA aumentará del 21 al 23 por ciento y las tasas universitarias serán más caras. Por el contrario, bajarán el salario mínimo a 7,65 euros la hora, las pensiones, las ayudas sociales y el número de empleados públicos, después de que 25.000 de ellos sean despedidos.

10.000 millones espera Dublín ahorrar en gastos a lo largo de los próximos cuatro años. 5.000 millones adicionales deben ingresarse por la vía impositiva. El déficit actual de Irlanda es del 32 por ciento del PIB y el país trata de mantenerse con un sistema bancario gravemente dañado por la crisis financiera. Muchas de las ventajas logradas en los últimos diez años, cuando en poco tiempo Irlanda se convirtió en rica, van a desaparecer, les ha dicho a los ciudadanos su primer ministro, Brian Cowen. La pérdida de calidad de vida no se descarta.

El desempleo no hace distinciones

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La policía carga contra irlandeses que protestan por las reformas de su Gobierno.Imagen: AP

El hecho de que gran parte de los logros a los que los irlandeses tendrán que renunciar en el futuro próximo hayan sido adquiridos recientemente ayuda a la hora de prescindir de ellos. La gente aquí todavía se acuerda de cuando no existían. “Estamos acostumbrados a los malos tiempos. Nuestros padres tuvieron una existencia muy modesta y la mayoría de nosotros creció en los años treinta y cuarenta con poco dinero”, comenta la irlandesa Anne Fullham.

Y aún así, será difícil. “Cuando yo era niña, empleos como el de médico, abogado o arquitecto se encontraban entre los más seguros”, cuenta Fullham. Hoy, la crisis no distingue titulaciones. La tasa de desempleo alcanza en Irlanda el 14 por ciento, y afecta por igual a todas las clases sociales, edades y sexos. El nuevo programa del Gobierno incluye también una reducción de los subsidios a quienes no tienen trabajo. Para ellos, la supervivencia se hará más dura. También para Fullham, quien el pasado marzo perdió su puesto de abogaba inmobiliaria.

¿Están bien hechas las cuentas?

“Este compromiso creará confianza en casa y en el extranjero”, declaró Cowen sobre su plan de recortes. La confianza es muy importante, sobre todo para que las agencias de rating no incrementen la calificación del riesgo que supone prestarle dinero a Irlanda y el Estado tenga que pagar más por sus créditos. Y también para que la UE y el Fondo Monetario Internacional le den al país acceso la ayuda de 85.000 millones de euros que se han comprometido a otorgarle en cuanto demuestre compromiso con el ahorro.

La mitad de los recursos del llamado “paquete de rescate de Irlanda” debe contribuir a reforzar los intentos del Ejecutivo por reducir el déficit estatal, la otra mitad a reponer las mermadas reservas de caudal público y a apuntalar el maltrecho sistema bancario. Sin embargo, no todos creen que Cowen, que retrasó cuanto pudo la llamada de socorro, haya hecho bien las cuentas.

“El Gobierno cierra los ojos a la realidad”, opina Constantin Gurdgiev, experto en finanzas de la Universidad de Dublín. Entre 120.000 y 130.000 euros a bajo interés solicitaría el país si fuera sincero y aceptase su situación, indica Gurdgiev, y añade: “Nuestra economía está tres veces más endeudada que la de Grecia. Si los griegos son insolventes, ¿qué somos nosotros?”.

Autor: Luna Bolívar (dpa/ ap/ rtrd)

Editor: José Ospina Valencia