Irán: ¿el próximo blanco de Bush?
17 de enero de 2005La información entregada por “The New Yorker” causó perplejidad. De acuerdo con el afamado periodista Seymour Hersh, Estados Unidos habría enviado desde hace varios meses comandos especiales para identificar posibles blancos de ataques en Irán. Desde la Casa Blanca llegaron rápidamente los desmentidos. Un portavoz afirmó que el informe estaba lleno de “inexactitudes”, asegurando que Washington apuesta a la carta diplomática para resolver sus problemas con Teherán; problemas derivados de la sospecha estadounidense de que los iraníes intentan fabricar bombas atómicas.
Disparatado, pero inquietante
Si la administración Bush no hubiera dado ya prueba suficiente de que su doctrina de los “golpes preventivos” va en serio, la versión de la publicación neoyorquina habría parecido inverosímil. Tampoco habría merecido mayor crédito de no llevar la firma de Hersh, un periodista ganador del premio Pulitzer, que no suele dar puntada sin hilo y que destapó el escándalo de las torturas en la prisión iraquí de Abu Ghraib. Pero ambos factores confluyen ahora para que el asunto sea digno de tomarse en cuenta, por disparatado que suene.
El ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo, país que preside la Unión Europea este semestre, se mostró por lo pronto incrédulo. Consultado por DW-World sobre si le preocupa la posibilidad de que Estados Unidos planee un ataque contra Irán, Jean Asselborn respondió: “No puedo imaginarlo. Tras la experiencia vivida en Irak, donde aún no se ha encontrado ninguna solución, no puedo concebir que eso sea seriamente la política estadounidense”.
La carta del diálogo
En conversación con DW-World, el jefe de la diplomacia luxemburguesa se mostró convencido de que “el camino emprendido por Europa es el correcto” y manifestó la esperanza de que el gobierno de Washington comprenda que “no se puede cambiar el mundo por la fuerza como uno quisiera”. En este contexto, reiteró el llamado a Estados Unidos a apostar por la carta del diálogo.
Los europeos vienen jugando esa baza desde hace tiempo, con resultados en principio nada desdeñables. Las conversaciones entre la UE y Teherán sobre el programa nuclear atómico iraní y el estrechamiento de lazos comerciales continúan, sobre la base del compromiso del régimen teocrático de desistir del enriquecimiento de uranio, al menos temporalmente. Cierto es que se requieren garantías más sólidas para evitar la proliferación de armas nucleares en esa explosiva región. Lograrlas es justamente lo que se persigue en la mesa de negociaciones, pero noticias como la publicada por The New Yorker no contribuyen a facilitar esa tarea.